Para justificar los niveles de desempleo, culpar al comercio exterior es un objetivo fácil, no así a la Industria 4.0, afirmó Chrystia Freeland, ministra del Departamento de Asuntos Globales de Canadá.
“Nadie golpea sus teléfonos inteligentes”, ejemplificó la funcionaria, al participar en un evento organizado por la American Society y el Council of the Americas (AS/COA), en la Ciudad de México. “Es más fácil culpar a los extranjeros”, agregó.
El comentario de Freeland surgió a raíz de una pregunta sobre lo que ella opinaba de la etiqueta de “comercio justo” que propaga la administración del presidente estadounidense, Donald Trump.
Freeland destacó que debe atenderse con seriedad el hecho de que clases medias de ciertos países trabajan mucho sin recibir beneficios equivalentes. “Es un problema difícil, porque quién quiere detener la revolución tecnológica”, dijo. En Canadá, agregó, parte del problema se busca resolver con un cobro de impuestos más equitativo.
A principios de diciembre pasado, Trump prometió impulsar una “nueva revolución industrial”, con la cual se puedan generar y retener empleos en su país. “Vamos a luchar por cada último empleo en Estados Unidos; es hora de quitar el óxido del Rust Belt y dar paso a una nueva revolución industrial”, dijo. El Rust Belt es una región de Estados Unidos que engloba principalmente estados del área conocida como medio este y también algunas zonas del área Mid-Atlantic.
Por su parte, el canciller Luis Videgaray expuso que hay mucha frustración de las clases medias y comentó que se tiende a clasificar con facilidad al comercio internacional como un “chivo expiatorio”.
Opinó que calificar al comercio como justo o injusto implica usar una palabra “seductora” que se puede utilizar de mala manera, y planteó que tal vez los gobiernos no han hecho un buen trabajo respecto a impedir prácticas desleales en las importaciones. Reiteró también que es necesario terminar el proceso de renegociación del TLCAN durante este año ya que los comicios en México en el 2018 y las elecciones locales en Estados Unidos agregarían un grado de dificultad a la discusión.