La Inversión Extranjera Directa (IED), las remesas y las exportaciones rompieron récords en México en 2023, de acuerdo con datos de la SHCP.

En general, aunque en menor medida, el sector externo contribuyó al crecimiento de la economía mexicana en el año pasado. 

Remesas y exportaciones

La mayor entrada de divisas se dio a través de las exportaciones, principalmente hacia Estados Unidos, con lo que México se posicionó como su principal socio comercial. 

Pero las exportaciones contribuyeron negativamente al crecimiento del PIB.

Con un crecimiento interanual de 2.6% en 2023, las exportaciones de productos desde México alcanzaron los 593,012 millones de dólares.

IED

Por otra parte, la IED se situó en 36,058 millones de dólares, su mayor nivel con cifras preliminares.

Los flujos mundiales de IED registraron un crecimiento interanual de 2.9% en 2023, a 1 billón 365,000 millones de dólares, informó este miércoles la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).

Además, las remesas y los ingresos por turismo alcanzaron niveles máximos. En el año, el flujo de remesas llegó a 63,000 millones de dólares. Los ingresos por turismo ascendieron a 31,000 millones de dólares.

Estos factores, junto con el diferencial de tasas de interés entre México y Estados Unidos, llevaron a una apreciación del tipo de cambio respecto al año anterior. Esto benefició los precios relativos de nuestras importaciones de bienes de consumo y de capital.

PIB

En 2023, la economía mexicana ligó tres años de crecimiento por arriba de su promedio histórico al registrar una tasa de crecimiento de 3.2% anual. 

Incluso, desde el tercer trimestre de 2022, se superó consecutivamente el máximo histórico del PIB en cada trimestre, situación que no se había observado en los últimos ocho años. 

No obstante, en el cuarto trimestre de 2023 se presentó una desaceleración respecto al trimestre previo, tal que su tasa de crecimiento fue la menor del año. 

El desempeño de la economía obedeció a los altos niveles de inversión, en un entorno de estabilidad macroeconómica, política y social, lo cual continúa generando una alta confianza empresarial. 

Tan sólo la inversión privada creció 19.5% en 2023, lo que significó la mayor tasa desde 1996 cuando inició el registro. 

Este impulso también se generó por cambios en las tendencias globales sobre el intercambio comercial y el fenómeno de la relocalización de empresas. 

Por su parte, la inversión pública ligó dos años con crecimientos, derivado del efecto de las obras públicas para la refinación de petróleo y el incremento de la conectividad en la región sur-sureste del país. 

El aumento de las remuneraciones en términos reales, así como el mejoramiento de las condiciones laborales y la creación de empleos favorecieron alzas en la confianza del consumidor y la demanda de crédito al consumo. 

Estos elementos, a su vez, apoyaron el aumento del consumo privado de 4.3% anual, casi el doble de su promedio histórico de 2011 a 2019 (periodo previo a la pandemia de Covid-19).