Los consumidores mexicanos pagan cada año un sobreprecio de cerca de 1,800 millones de dólares por su consumo de azúcar, destacó Arturo Fernández, rector del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).
“Esto ocurre por el proteccionismo a las industrias azucareras de Estados Unidos y México, donde sólo los productores importan y los consumidores son sacrificados”, dijo Fernández al participar en un seminario comercial en la Ciudad de México.
El rector detalló que la cifra es el resultado de que aproximadamente el kilo de azúcar al mayoreo está en 16 pesos (88 centavos de dólar) en la Central de Abasto de Iztapalapa, en la Ciudad de México, mientras que el precio internacional de ese edulcorante está en 41 centavos de dólar, con un consumo nacional que ronda las 4.6 millones de toneladas al año.
“La industria azucarera nacional gana al doble: los excedentes los vende caro en el mercado de Estados Unidos, mientras que esto le permite encarecer el producto en el mercado mexicano”, agregó Fernández, quien lleva 25 años de rector del ITAM.
México aplica un arancel de 125% a las importaciones de azúcar, y el arancel de Estados Unidos para este producto es de 55%, con lo cual ambos países crean una especie de unión aduanera, impidiendo en la práctica el arribo libre de este edulcorante, con lo que su abastecimiento externo es a través de cupos.
Eduardo Pérez Motta, socio en la consultoría Agon y presidente de la Comisión Federal de Competencia entre el 2004 y 2013, coincidió en que el consumidor debe tener la misma importancia que el productor, por lo que uno no debería de beneficiarse a costa del otro.
El evento fue organizado por la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece), el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco).
Nuevas regulaciones
Estados Unidos es deficitario en el comercio del azúcar y México, superavitario; para regular el flujo de comercio entre sí, ambos pactaron este mes los llamados “acuerdos de suspensión”, mediante los cuales administran los envíos que puede mandar México.
“Fue un acuerdo de cómo dividir las rentas generadas por el proteccionismo de Estados Unidos entre las industrias azucareras de los dos países”, considera Fernández.
Esta semana, el diario The Washington Post destacó en un editorial que el acuerdo azucarero entre Estados Unidos y México evitó una guerra comercial pero continuó perjudicando a los consumidores en beneficio de sólo unos cuantos productores estadounidenses.
“Son malas noticias porque todo el asunto perpetúa un sistema de manipulación de mercado que perjudica a los consumidores estadounidenses y beneficia sólo a unos cuantos bien conectados que producen (azúcar) en Estados Unidos”, dijo.
Los acuerdos de suspensión establecen la proporción de azúcar refinada que debe ser exportada, regulan el grado de pureza de refinación y fijan precios mínimos para la venta de azúcar.
“No entendemos cómo se le puede llamar libre a la determinación de la porción del mercado a través de un regateo entre burócratas, en lugar de las leyes de la oferta y la demanda”, finaliza el Post.