México requiere reducir ciertos aranceles en forma unilateral para permitir una mayor competencia entre los proveedores externos y no afectar la capacidad de consumo de los mexicanos, sobre todo de productos básicos, recomendó la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece).
En un estudio difundido el viernes pasado, intitulado Política Comercial con Visión de Competencia, la Cofece sugiere una serie de cambios para hacer eficientes las fuentes de suministro externo, evitando estructuras de mercado concentradas.
Desde su perspectiva, debe ponerse especial atención cuando un arancel impide, restringe o encarece las importaciones de productos que los socios comerciales de México en el marco de un Tratado de Libre Comercio (TLC) no producen o no pueden abastecer en condiciones competitivas.
“En estos casos, resulta deseable no mantener niveles de protección elevados, sobre todo si se trata de bienes de consumo que representan una proporción significativa en el gasto de las familias mexicanas o de un insumo relevante para los procesos productivos. Por ello es relevante reducir ciertos aranceles de forma unilateral”, adujo.
Esto puede lograrse también mediante la ampliación de la red de TLC de México, lo que además “cobra especial relevancia” ante una coyuntura actual que obliga a la diversificación de mercados.
Como un caso que evidencia esta situación, argumentó, 94% de las importaciones de leche en polvo (de un total de 579 millones de dólares en el 2016) ingresó a México libre de arancel proveniente de Estados Unidos y Canadá; 3.5% provino de Europa (producto excluido del TLC) y 1.9% de Australia y Nueva Zelanda (países con los que no tiene un TLC vigente), en estos últimos casos pagando un arancel de 45 por ciento.
Según la apreciación de la Cofece, un arancel alto limita de manera significativa el abasto del producto desde otras regiones y, a veces, esto se suma a estructuras de mercado concentradas. Por ejemplo, el mercado de leche en polvo en México, junto con el de leche condensada y evaporada, alcanza un índice de concentración alto (Herfindahl-Hirschman de 4,890).
Estos elevados niveles de protección de Nación Más Favorecida (NMF) castigan a los consumidores de productos industriales originarios de países que no gozan de preferencias arancelarias, a pesar de que éstos pudieran servir como fuentes eficientes de suministro.
Como parte de las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC), cada nación establece topes a sus aranceles y está obligada a dar a todos la condición de NMF, expresión que parece sugerir que se trata de algún tipo de trato especial para un país determinado, pero que en realidad significa cobrar sus respectivas tarifas a la totalidad de miembros por igual.
En otro ejemplo manejado por la Cofece, para el caso de piernas y muslos de pollo, la totalidad de las importaciones del 2008 al 2016 provino de Estados Unidos, alcanzando 180 millones de dólares durante el 2016. Sucede lo mismo con el pavo, cuya importación en el 2016 alcanzó 152 millones de dólares. Una muestra más la comprenden las prendas de algodón (fracción 61112003, cuyas importaciones mexicanas sumaron 8.6 millones de dólares en el año pasado, de los cuales, 78.5% provino de Bangladesh, China, India, Camboya, Tailandia, Túnez, Turquía y Vietnam, países con los que México no tiene un TLC; teniendo que pagar 45% de arancel.
Para el calzado en general, 84% de las importaciones en el 2016 provino de países que pagan un arancel alto, como Vietnam, China, Indonesia, India, Camboya, Tailandia, Taiwán y Myanmar. Esto representa alrededor de 27% del consumo nacional aparente de calzado para ese año. Únicamente 3% de las importaciones provino de Estados Unidos y 11% de Italia, España, Alemania y Portugal, ingresando al país libres de arancel.
“Persisten en nuestro país una serie de obstáculos y barreras que, además de afectar la libre concurrencia y competencia en los mercados, lastiman al consumidor y generan distorsiones sobre los aparatos productivos”, concluyó la Cofece.