Las exportaciones y el consumo privado siguieron presentando una trayectoria creciente durante el tercer trimestre de 2017, si bien este último registró un menor ritmo de expansión respecto a lo observado en la segunda mitad de 2016.
Además, prevaleció la atonía que la inversión ha venido exhibiendo desde la segunda mitad de 2015, según el Banco de México (Banxico).
En el tercer trimestre de 2017, la actividad económica en México registró una contracción respecto al trimestre previo, de acuerdo con la estimación oportuna del PIB publicada por el INEGI.
Dicho comportamiento reflejó tanto el acentuamiento de la desaceleración de algunos componentes de la demanda agregada, como los efectos temporales de los sismos y de la importante reducción de la plataforma de producción petrolera en septiembre.
En cuanto al comportamiento de los servicios, el crecimiento que estas actividades registraron en el bimestre julio–agosto reflejó, principalmente, la expansión en los rubros de transporte e información en medios masivos y de los servicios financieros e inmobiliarios, toda vez que el comercio muestra cierta desaceleración.
Sin embargo, estimó Banxico, es de preverse que ello se vea contrarrestado por los efectos adversos de los sismos que ocurrieron en septiembre, toda vez que se anticipa que se observe una contracción en dicho mes en los rubros de educación, servicios de alojamiento temporal, servicios de esparcimiento y ciertos rubros asociados a los servicios inmobiliarios.
En cuanto a la evolución del mercado laboral, tanto la tasa de desocupación nacional, como la urbana, siguieron ubicándose en niveles especialmente bajos, si bien esta última parecería haber dejado de disminuir.
Además, el número de puestos de trabajo afiliados al IMSS mantuvo una trayectoria positiva. En este contexto, si bien el desempeño reciente de las remuneraciones medias reales por hora trabajada ha resultado en cierta estabilización de los costos unitarios de la mano de obra, estos se ubican en niveles superiores a los registrados en 2014.