El Servicio Geológico de Estados Unidos tiene cuantificadas reservas minerales de plata por 570,000 toneladas, las cuales resultan equivalentes a 21 años de la producción minera mundial de 2016.
El volumen conjunto de Perú, Australia, Polonia, Chile, China y México, representan alrededor del 78.4% del total mundial.
México se ubica en la sexta posición con un volumen de 37,000 toneladas, que representan 6.5% del global, según la Cámara Minera de México (Camimex). Y según el Silver Institute, la demanda mundial de plata para fabricación disminuyó 5% en 2016 con respecto a 2015, debido a caídas en todos los segmentos: industrial (-1%), fotografía (-2%), joyería/orfebrería (-1%) y acuñación/ lingotes (-8 por ciento).
En contraste, en el segmento industrial, el sub-segmento de celdas fotovoltaicas creció 11por ciento.
El segmento industrial sigue siendo el de mayor trascendencia en la demanda para fabricación, contribuyendo con el 55% en 2016 y está muy ligado al desempeño de la economía; sin embargo, el mayor crecimiento se ha observado en el segmento de acuñación/lingotes, derivado de su demanda como inversión; en 2016 este segmento disminuyó, pero aún se mantiene en un nivel alto; el sector de joyería ha permanecido estable, y los correspondientes a fotografía y orfebrería observan una disminución estructural.
El balance de los fundamentales ha sido superavitario en los últimos años, modificado ligeramente por las ventas oficiales y las operaciones de cobertura que, en general, han mostrado un comportamiento favorable para la demanda.
La Camimex expuso que inestabilidad económica y financiera, y la serie de tensiones geopolíticas y fenómenos naturales, dirigieron el sentimiento de los inversionistas hacia la plata como un medio seguro de protección económica, de un espectro de acceso más amplio que el correspondiente a oro, absorbiendo los volúmenes de este metal que la demanda de fabricación no fue capaz de incorporar.
No obstante, la mejoría económica en EUA, la percepción de que un desastre financiero no era inminente y la competencia con otras alternativas de inversión, mermó la inclinación a refugiarse en los metales preciosos.