Una serie de distintas represalias han afectado al sector agroalimentario de Estados Unidos, con el mayor de los golpes recibidos a partir del viernes pasado, cuando China comenzó a cobrar aranceles punitivos a importaciones de productos estadounidenses por 34,000 millones de dólares, incluidos productos como cerdo, res, aves, lácteos y soya.
La Administración Trump anunció el 22 de marzo que impondría nuevos aranceles sobre 50,000 millones de dólares en exportaciones chinas a los Estados Unidos como resultado de una investigación bajo la Sección 301 de las prácticas comerciales chinas sobre propiedad intelectual y transferencias forzosas de tecnología; posteriormente, los gobiernos de ambos países anunciaron la posible imposición de aranceles adicionales a las importaciones de cada uno. Los restantes 16,000 millones de dólares de represalias se aplicarían en un par de semanas.
Las aduanas chinas aplican a partir de este 6 de julio una tasa arancelaria adicional de 25% a productos estadounidenses como soja, maíz, trigo, algodón, arroz, sorgo, carne de res, cerdo, aves, productos lácteos, nueces y verduras.
Se trata de una respuesta equivalente a la decisión de la Administración del presidente Donald Trump de subir aranceles a la importación de productos chinos como resultado de una investigación de la Sección 301 de la Ley de Comercio de 1974 sobre las prácticas del gobierno de China con respecto a la transferencia de tecnología y la propiedad intelectual.
Representó asimismo un segundo impacto desde ese mismo origen. A partir del 2 de abril, China elevó los impuestos arancelarios sobre 128 productos estadounidense importados en represalia por las tarifas de la Sección 232 a las importaciones globales de acero y aluminio de Estados Unidos.
Dentro de esta canasta de mercancías se autorizó un aumento de tarifa de 15% a 78 bienes agrícolas, incluidos fruta fresca, frutos secos y productos de nueces, así como al vino.
De acuerdo con el Sistema de Información de Mercados Agrícolas (AMIS, por su sigla en inglés), los futuros precios contractuales para el maíz, la soja y el trigo han disminuido entre 10 y 15% desde el 1 de junio, lo que refleja, en parte, la incertidumbre que pesa sobre los mercados.
Por el caso del acero y el aluminio, Canadá, México y la Unión Europea fijaron también aranceles a las importaciones de productos estadounidenses. Las represalias de Canadá (con tarifas de entre 10 y 25%) impactaron compras por 12,800 millones de dólares, incluidas las de yogurt, café, alimentos preparados de bovino, jarabe de maple, whisky, mermelada de fresa, jugo de naranja, salsa de soya, salsa de tomate y mayonesa.
La Unión Europea anunció tarifas de entre 10 y 50% para resarcir su daño por un valor de alrededor de 7,200 millones de dólares a productos originarios de Estados Unidos, con un primer paquete desde el 22 de junio (aranceles de 25% y bienes por 3,200 millones de dólares) que abarca ciertas clases de maíz, arroz, jugo de naranja, tabaco, whisky Bourbon, alimentos a base de cereales y hortalizas.
Finalmente, México tomó la medida de impactar 3,000 millones de exportaciones estadounidenses con un arancel de 20% a productos como manzanas, arándanos y papas desde el 5 de junio. Un mes después, puso en vigor una segunda etapa, elevando las tarifas al queso rallado o en polvo de 10 a 20%; la correspondiente a quesos duros y semiduros, también de 10 a 20%, y la aplicada a “otros” quesos escaló de 15 a 25 por ciento.
También México cobra un arancel de 20% a piernas, paletas y sus trozos de carne de cerdo importados de Estados Unidos desde el 5 de julio.
El gobierno estadounidense argumentó que los fabricantes de vehículos de propiedad estadounidense en Estados Unidos representan solo 20% de la investigación y desarrollo global en el sector del automóvil, y los fabricantes de piezas de automóviles estadounidenses representan solo 7% en esa industria.
Según el secretario de Comercio estadounidense, Wilbur Ross, “hay evidencia que sugiere que, durante décadas, las importaciones han erosionado nuestra industria automotriz nacional. El Departamento de Comercio llevará a cabo una investigación exhaustiva, justa y transparente sobre si tales importaciones están debilitando nuestra economía interna y pueden perjudicar la seguridad nacional”.