Kirsten Hillman, embajadora adjunta de Canadá en Estados Unidos, advirtió este jueves que su país respondería con medidas equivalentes si el gobierno del presidente Donald Trump determina aumentar los aranceles a entre 20 y 25% a las importaciones estadounidenses de automóviles y autopartes, aduciendo medidas de seguridad nacional.
«Si esta investigación finalmente resultara en la aplicación de aranceles a los automóviles, Canadá (…) se verá obligada a responder de manera proporcional», dijo en una audiencia en el Departamento de Comercio de Estados Unidos.
La Asociación Canadiense de Concesionarios de Automóviles ha advertido que una guerra arancelaria entre Estados Unidos y Canadá podría eliminar 100,000 empleos de manufactura y desencadenar una recesión en la economía canadiense.
Adicionalmente, Estados Unidos sufriría un aumento en los precios de los vehículos y 700,000 puestos de trabajo perdidos, según el Centro de Investigación Automotriz.
En otra arista, Canadá desestimó el jueves la sugerencia del presidente estadounidense, Donald Trump, respecto a que podría buscar acuerdos comerciales independientes con Canadá y México, y destacó que el mandatario ha hecho comentarios similares en el pasado.
David MacNaughton, embajador de Canadá en Estados Unidos, dijo estar confiado en que las negociaciones para modernizar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) mantendrían la naturaleza trilateral del pacto
El miércoles, Trump afirmó su país podría negociar un acuerdo comercial independiente con México y que, más adelante, podría trabajar en un acuerdo con Canadá.
Trump declaró que se han dado «buenas sesiones» con México y con el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador.
Su declaración se produjo luego de que el pasado viernes López Obrador entregó al secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, una propuesta de bases de entendimiento con la Administración del presidente Trump.
Desde el principio de la negociación, el gobierno mexicano ha destacado que el TLCAN, por naturaleza, liga a México, Estados Unidos y Canadá, de modo que cualquier modernización de este acuerdo debe considerar los intereses de las tres partes, y debería permanecer como un acuerdo trilateral.