Sólo un total de 394 camiones mexicanos pueden llegar a cualquier punto de Estados Unidos, como parte de la apertura de este servicio pactada en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Un transportista mexicano de larga distancia es el que está domiciliado en México y tiene autoridad para realizar transportes de larga distancia como transportista común de bienes (excepto artículos de uso doméstico y materiales peligrosos) en vehículos de motor en el comercio interestatal o extranjero en o más allá de las zonas comerciales de Estados Unidos.
La autoridad no permite servicios de transporte punto a punto dentro de los Estados Unidos para mercancías que no sean carga internacional.
Según datos del Departamento de Transporte de Estados Unidos, los camiones mexicanos pertenecen a 38 empresas y cuentan con 445 choferes con licencia de conducir comercial.
Con algunas operaciones intermitentes iniciales, la apertura de este servicio se ha mantenido desde 2014, de tal forma que decenas de vehículos pueden hacer servicios desde un punto de México a un punto de Estados Unidos sin cambiar de camión, caja o conductor, lo que demuestra una apertura total pero limitada.
Litigio y apertura
La implementación de las disposiciones de transporte por carretera del TLCAN fue un tema comercial importante entre ambos países durante muchos años, debido a que Estados Unidos había retrasado sus compromisos de transporte por camión en virtud del TLCAN.
El TLCAN proporcionó a los camiones comerciales mexicanos pleno acceso a cuatro estados fronterizos de Estados Unidos en 1995 y acceso completo en todo Estados Unidos en 2000.
Citando preocupaciones de seguridad, Estados Unidos no implementó estas disposiciones.
El gobierno mexicano objetó y afirmó que las acciones de Estados Unidos constituían una violación de los compromisos estadounidenses.
Un panel de resolución de disputas apoyó la posición de México en febrero de 2001. El presidente George W. Bush indicó su disposición a implementar la disposición, pero el Congreso de Estados Unidos requirió disposiciones de seguridad adicionales en la Ley de Asignaciones del Departamento de Transporte del año fiscal 2002.
Ambas naciones cooperaron para resolver el problema a lo largo de los años y participaron en numerosas conversaciones sobre cuestiones operacionales y de seguridad.
Los Estados Unidos tenían dos programas piloto en el transporte transfronterizo de camiones para ayudar a resolver el problema: el programa piloto de la Administración Bush de 2007 y el programa de la Administración Obama de 2011.
La práctica generalizada hoy día es que se usan tres transportistas de camiones en el comercio entre ambas naciones: uno que lleva el remolque a las ciudades fronterizas de un país, otro que cruza la frontera (transfer o burrero) y otro más que viaja por el segundo país.