El crecimiento económico global podría ser más débil aún si se materializaran los riesgos a la baja, de acuerdo con la OCDE.
A corto plazo, el mayor riesgo a la baja es que el impacto del coronavirus resulte más duradero y más intenso de lo que se supone en las proyecciones.
En el caso de que los brotes se propaguen más ampliamente en la región de Asia y el Pacífico o en las principales economías avanzadas del hemisferio norte, los efectos adversos sobre el crecimiento y el comercio mundial serán mucho peores y más generalizados, según esa Organización.
Las simulaciones ilustrativas de este escenario de riesgo a la baja sugieren que el PIB global podría reducirse en un 1½ por ciento en 2020, en lugar de en un ½ por ciento como en el escenario de caso base.
Una disminución mayor en las perspectivas de crecimiento de esta magnitud reduciría el crecimiento económico mundial a alrededor del 1½ por ciento en 2020 y podría empujar a varias economías a la recesión, incluidos Japón y la zona del euro.
También el impacto general en China se intensificaría, reflejando la disminución en los mercados clave de exportación y las economías proveedoras.
Otros riesgos importantes en el crecimiento económico global a la baja incluyen:
Primer riesgo
Las tensiones comerciales y de inversión siguen siendo altas y podrían extenderse aún más. Las perspectivas de un nuevo acuerdo comercial entre los Estados Unidos y China que elimine todos los aranceles restantes establecidos en los últimos dos años son inciertas.
Además, otras tensiones comerciales bilaterales también podrían extenderse, especialmente entre los Estados Unidos y Europa.
La imposibilidad de lograr una pronta solución a la interrupción actual de los procedimientos de solución de diferencias de la OMC también se sumaría a la incertidumbre de la política comercial mundial. Una preocupación particular es que las restricciones de comercio e inversión pueden usarse como palancas en las negociaciones sobre la tributación de las corporaciones globales y otros asuntos no relacionados con el comercio.
Segundo riesgo
Sigue habiendo incertidumbre sobre la futura relación comercial entre el Reino Unido y la UE y si las negociaciones al respecto pueden completarse antes del final del período de transición establecido en el acuerdo de retirada (actualmente final de 2020). La posibilidad de que no se llegue a un acuerdo comercial formal sigue siendo un riesgo a la baja y una fuente de incertidumbre.
Si el comercio entre el Reino Unido y la Unión Europea volviera a los términos de la OMC después de 2020, en lugar de un acuerdo básico de libre comercio de bienes como se supone en las proyecciones, las perspectivas de crecimiento a corto plazo serían significativamente más débiles y más volátiles.
Tales efectos podrían ser aún más fuertes si los preparativos para los acuerdos fronterizos no lograran evitar demoras significativas, o si las condiciones del mercado financiero y la confianza del consumidor se deterioraran considerablemente.
Tercer riesgo
La reciente reacción aguda en los mercados financieros a la propagación del coronavirus a fines de febrero se suma a las vulnerabilidades financieras persistentes debido a las tensiones entre un crecimiento más lento, una alta deuda corporativa y un deterioro de la calidad crediticia, incluso en China.
A nivel mundial, poco más de la mitad de todos los nuevos bonos corporativos de grado de inversión emitidos en 2019 fueron calificados con BBB (la calificación más baja de grado de inversión) y una cuarta parte de todos los bonos corporativos no financieros emitidos en 2019 fueron de grado no inversor.
Estos desarrollos aumentan el riesgo de estrés corporativo significativo si la aversión al riesgo se intensifica desde niveles ya altos, especialmente en caso de una fuerte recesión económica. En tales circunstancias, los bonos actuales con calificación BBB podrían rebajarse a un grado sin inversión, y las ventas forzadas asociadas amplificarían los efectos del mercado financiero de la recesión inicial provocada por la propagación del coronavirus.