Los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump, y de Brasil, Jair Bolsonaro, pidieron el fin de semana a sus respectivas administraciones «profundizar las discusiones para un paquete comercial bilateral este año», lo que implica la posibilidad de que lleguen a un acuerdo comercial.
El gobierno del presidente Bolsonaro pretende una mayor liberalización de la economía brasileña y, como parte de ese objetivo, alcanzó el 28 de junio de 2019 un acuerdo en principio para la firma de un Tratado de Libre Comercio (TLC) con la Unión Europea.
La estrategia económica de Brasil favoreció tradicionalmente las políticas comerciales proteccionistas, pero después de años de crecimiento mínimo, ha comenzado a adoptar una postura más liberal hacia el comercio internacional y la integración económica.
Algunos expertos sostienen que el cambio en la política económica de Brasil puede conducir a relaciones comerciales bilaterales más estrechas. Otros han indicado que Brasil y otras economías emergentes en América del Sur buscan diversificar sus socios comerciales y establecer vínculos más fuertes con países como China e India, así como con la Unión Europea.
Acuerdo comercial con México
También México y Brasil pretenden alcanzar un TLC, pero las negociaciones no están avanzando al ritmo esperado.
México y Brasil han tenido intentos frustrados para pactar un acuerdo comercial profundo desde 1997. Por años, la desconfianza mutua y el potencial de beneficios bilaterales han sido sopesados una y otra vez.
Bolsonaro asumió el cargo el 1 de enero de 2019, luego de la presidencia interina del presidente Michel Temer, quien asumió el cargo después de la destitución de la ex presidenta Dilma Rousseff en agosto de 2016. La administración de Temer siguió políticas macroeconómicas correctivas para estabilizar la economía, como un hito límite de gasto federal en diciembre de 2016 y un paquete de reformas del mercado laboral en 2017.
El equipo económico del presidente Bolsonaro se comprometió a continuar impulsando las reformas necesarias para ayudar a controlar los costos del sistema de pensiones de Brasil, y ha hecho de ese tema su principal prioridad económica.
También se planean reformas adicionales para simplificar el complejo sistema tributario de Brasil.
Según el gobierno estadounidense, además de las dificultades económicas actuales, desde 2014, los organismos de supervisión anticorrupción de Brasil han estado investigando denuncias de corrupción generalizada que han ido más allá de la empresa estatal de energía Petrobras y una serie de empresas privadas de construcción para incluir empresas en otros sectores económicos.