Las importaciones de cacahuates de México alcanzarían 235,000 toneladas en el ciclo 2019-2020, el cual concluye en agosto, una cantidad similar que se registraría en la temporada 2020-2021, proyectó el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por su sigla en inglés).
México es uno de los mayores importadores del cacahuates del mundo, junto con Países Bajos, India, Indonesia, Vietnam y Rusia.
Medidas en valor, las importaciones de Cacahuates de México totalizaron 153 millones de dólares en el año calendario de 2019, una baja interanual de 13%, de acuerdo con datos de la Secretaría de Economía.
Mexico: Production, Supply, and Distribution (PSD) for Peanuts
De ese monto de importaciones, Estados Unidos aportó 89.1%, seguido de China (7%), Brasil (2.5%), Nicaragua (0.7%) y Argentina (0.7 por ciento).
Para la temporada 2020/2021, la producción de maní se pronostica en 97,000 toneladas, de acuerdo con el USDA.
Este aumento se debe a una expansión en el área plantada, según las intenciones de siembra del agricultor. Este nivel de área plantada es similar al promedio sembrado en los últimos años.
Producción e importaciones de cacahuates
No existen programas gubernamentales particulares para apoyar la producción de maní, aunque algunas compañías de bocadillos ayudan a los agricultores a financiar en estados como Chihuahua.
Los analistas privados señalan que la producción de maní en México no utiliza las tecnologías actuales, lo que hace que el producto mexicano sea menos competitivo en comparación con el cacahuate de otros orígenes. La mayor parte de la producción continúa sin riego.
La producción de maní, así como las estimaciones de áreas plantadas y cosechadas se han revisado a la baja para el ciclo 2019/2020 de las estimaciones anteriores, en base a datos oficiales actualizados.
Según fuentes oficiales, un área plantada inferior a la estimada previamente en estados como Sinaloa y San Luis Potosí fue la razón principal de una menor producción de lo previsto inicialmente.
Los agricultores de estos estados trasladaron tierras agrícolas productivas a lo que consideraban cultivos alternativos relativamente más rentables, como el maíz e incluso el tomate.