La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) proyectó que América Latina tendrá la mayor caída de llegadas de Inversión Extranjera Directa (IED) entre todas las regiones del mundo en 2020.
Se espera que la región América Latina y el Caribe experimente la mayor disminución, con una caída proyectada de la IED de entre 40 y 55% en 2020.
Gran parte de la IED en la región se concentra en las industrias extractivas, que representan una parte importante de la IED total en Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Perú.
De acuerdo con la Cepal, América Latina y el Caribe recibió 160,721 millones de dólares por concepto de IED en 2019, lo que representó 7.8% menos que en 2018.
“(Esta caída) se agudizaría en 2020, ya que como consecuencia de la crisis derivada de la pandemia del Covid-19 se prevé una disminución de entre un 45 y 55% en la entrada de estos flujos”, dijo la Cepal.
A nivel mundial, los montos de IED se reducirían 40% en 2020, y de 5 a 10% en 2021.
Perspectivas
La combinación del colapso de los precios del petróleo y el impacto de la demanda debido a la pandemia que afecta los precios de la mayoría de los productos básicos está reduciendo los pronósticos de IED en esta región más que en otras partes.
Según la UNCTAD, las condiciones de inicio relativamente débiles debido a las vulnerabilidades estructurales y la incertidumbre política también hacen que la región esté más expuesta al shock.
Se espera que los flujos de inversión a la región se reduzcan a la mitad en 2020 desde los 164,000 millones recibidos el año pasado.
La pandemia llegó relativamente tarde a la región y agravó los disturbios políticos y sociales y las debilidades estructurales para empujar a las economías de la región a una profunda recesión, exacerbando los desafíos para atraer inversión extranjera.
Cepal
Desde 2012, cuando se alcanzó el máximo histórico, la caída de los flujos de inversión extranjera ha sido casi ininterrumpida en América Latina y el Caribe, lo que ha hecho evidente, principalmente en los países de América del Sur, la relación que existe en la región entre los flujos de IED, el ciclo macroeconómico y los ciclos de precios de las materias primas, afirma la Cepal.
Al igual que en años anteriores, un estudio de la Cepal muestra gran heterogeneidad en los resultados nacionales y no se registra un patrón subregional: en 17 países hay una caída de las entradas en 2019 respecto a 2018 y en nueve países hay un aumento.
En 2019, los cinco países que recibieron mayores inversiones fueron Brasil (43% del total), México (18%), Colombia (9%), Chile (7%) y Perú (6 por ciento).
Centroamérica
En esta subregión las entradas de IED crecieron únicamente en Panamá y Guatemala.
En el Caribe, la IED dirigida a República Dominicana superó la caída del año anterior, Trinidad y Tabago registró inversiones positivas después de tres años de saldos negativos y en Guyana, al igual que en 2018, se produjo un aumento interanual muy importante, impulsado por las inversiones para la explotación de hidrocarburos y sectores relacionados, capitales que posicionaron al país como el segundo receptor de IED en la subregión.
Al analizar el período 2010-2019, Europa se consolida como el inversor más importante en la región, seguido de Estados Unidos. Las inversiones intrarregionales, en tanto, se reducen de 12 a 6 por ciento.
Por otra parte, el informe de la Cepal destaca al sector de las energías renovables como el de mayor cantidad de anuncios de proyectos en el último quinquenio.
Tendencias
Sobre el comportamiento de las empresas transnacionales latinoamericanas, conocidas como translatinas, la publicación de la Cepal consigna un aumento de 75% en la salida de IED desde la región en 2019. No obstante, si se analiza la década 2010-2019, se observa que la inversión latinoamericana ha perdido fuerza, según la Comisión.
“Los aportes que ha hecho la IED en la región han sido relevantes, como complemento de la inversión nacional y fuente de nuevos capitales, así como para la expansión de actividades exportadoras y el desarrollo de la industria automotriz, las telecomunicaciones, algunos segmentos de la economía digital y también de sectores que hoy adquieren una importancia estratégica en el contexto de la pandemia de Covid-19, como es el caso de las industrias farmacéutica y de dispositivos médicos”, destaca el estudio de la Cepal.
Sin embargo, los problemas estructurales de las economías de la región y los nuevos escenarios internacionales hacen necesario también que la IED y las políticas para promoverla sean parte de un proyecto más amplio que impulse un cambio estructural progresivo, es decir, un cambio que permita aumentar la productividad y alcanzar inclusión social, igualdad y sostenibilidad ambiental, resalta la Cepal.
“La IED recibida por América Latina y el Caribe no ha catalizado cambios relevantes en la estructura productiva de la región, en gran medida debido a que las políticas de atracción de estos flujos no se han articulado con las de desarrollo productivo. La IED ofrece grandes oportunidades para avanzar hacia una nueva economía sostenible”, declaró Alicia Bárcena. “Urge recuperar el rol de las políticas industriales como instrumento de transformación de la estructura productiva de la región”, remarcó.
Opciones
Bárcena recordó que la Cepal ha identificado siete sectores dinamizadores que tienen un papel estratégico porque promueven el cambio técnico, generan empleos y reducen la restricción externa y la huella ambiental. Estos sectores, que podrían verse apuntalados por la IED, son: la transformación de la matriz energética con base en las energías renovables; la movilidad sostenible y los espacios urbanos; la revolución digital para la sostenibilidad; la industria manufacturera de la salud; la bioeconomía, es decir, la sostenibilidad basada en recursos biológicos y ecosistemas naturales; la economía circular; y el turismo sostenible.
Oportunidades
En el segundo capítulo del informe, titulado “Hacia una nueva geografía productiva global pospandemia: la reorganización de las cadenas globales de valor”, la CEPAL plantea como desafíos para la región contener la presión de relocalización nacional (reshoring) hacia Estados Unidos, capturar las oportunidades de relocalización que permitirían fortalecer los sistemas productivos regionales (nearshoring) y articular estrategias de atracción de IED con políticas industriales para crear capacidades locales.
Finalmente, en el tercer capítulo se señala que América Latina y el Caribe ha logrado un buen posicionamiento exportador en dispositivos médicos, impulsado precisamente por empresas transnacionales, destacándose el caso de México, Costa Rica y República Dominicana.
“En América Latina y el Caribe, la crisis del Covid-19 muestra la importancia creciente de estimular la cooperación regional y el desarrollo de un mercado regional de salud y dispositivos médicos y de centros industriales transfronterizos. La industria de dispositivos médicos requiere capacidades manufactureras, científicas y tecnológicas que están presentes en varios países de la región y cuyas potencialidades se revelaron ante la emergencia sanitaria. El desarrollo de capacidades industriales y tecnológicas nacionales y la mejora del acceso a dispositivos médicos para los habitantes de América Latina y el Caribe es un desafío estratégico, y para enfrentarlo con éxito se requerirán lineamientos de política nacionales y regionales”, concluye el documento de la Cepal.