La producción de acero en China aumentó aproximadamente de 1,100 millones de toneladas en 2019 a 1,160 millones de toneladas en 2020, de acuerdo con la empresa Nucor.
Como resultado, la participación de China en la producción de acero crudo en el Planeta subió de 53.3% en 2019 a 56.6% en 2020.
Aún más, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) estima que el exceso de capacidad de producción de acero en el mundo será de alrededor de 776 millones de toneladas en 2020, frente a 624 millones de toneladas en 2019, lo que a su vez fue significativamente superior al año anterior.
Las mayores empresas siderúrgicas de China son de propiedad estatal y reciben un importante apoyo financiero del gobierno chino.
En ese contexto, Estados Unidos y la Unión Europea difundieron una declaración conjunta sobre cómo abordar el exceso de capacidad mundial de acero y aluminio.
Producción de acero
La representante comercial de Estados Unidos, Katherine Tai, la secretaria de Comercio de Estados Unidos, Gina M. Raimondo, y el vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, anunciaron este lunes el inicio de las discusiones para abordar el exceso de capacidad global de acero y aluminio.
“Durante una reunión virtual la semana pasada, los líderes reconocieron la necesidad de soluciones efectivas que preserven nuestras industrias críticas y acordaron trazar un camino que ponga fin a las disputas de la OMC luego de la aplicación de aranceles estadounidenses a las importaciones de la UE bajo la sección 232”, dijo el Departamento de Comercio de Estados Unidos.
El Tai, la secretaria Raimondo y el vicepresidente ejecutivo Dombrovskis reconocieron el impacto en sus industrias derivado del exceso de capacidad global impulsado en gran parte por terceros.
Según ambas partes, las distorsiones que resultan de este exceso de capacidad representan una seria amenaza para las industrias del acero y el aluminio de la Unión Europea y Estados Unidos orientadas al mercado y para los trabajadores de esas industrias.
Estuvieron de acuerdo en que, dado que Estados Unidos y los Estados miembros de la Unión Europea son aliados y socios, que comparten intereses de seguridad nacional similares a los de las economías de mercado democráticas, pueden asociarse para promover altos estándares, abordar preocupaciones compartidas y pedir cuentas a países como China que apoyan políticas que distorsionan el comercio.