Estados Unidos no puede fijar un impuesto a la importación que sea discriminatorio contra los bienes producidos en otros países frente a los elaborados en el territorio estadounidense sin enfrentar consecuencias en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC), afirmó Ildefonso Guajardo, secretario de Economía.
Aseveró que esta medida sería violatoria de la OMC y ha propiciado preocupaciones en el mundo.
Trump reiteró este miércoles su propuesta de establecer un impuesto a la importación si fábricas instaladas en Estados Unidos migran al exterior para elaborar productos que luego sean vendidos en el mercado estadounidense.
“La nueva administración (de Trump) está considerando discriminar contra importaciones, que sería equivalente a decir que puedes deducir todo menos lo que importas”, dijo Guajardo.
Una de las propuestas que evalúa Trump, diseñada por el presidente de la Cámara Baja de Estados Unidos, Paul Ryan, se refiere al establecimiento de una Tasa de Ajuste Fronterizo (BAT, por su sigla en inglés), que evitaría que las empresas deduzcan el costo de los bienes importados.
“Eso es violatorio de la OMC. Esto cambiaría de manera radical el mundo frente a Estados Unidos de cómo se maneja el flujo de capitales, sobre todo los norteamericanos, por esta especulación sobre un posible impuesto de esta naturaleza”, añadió Guajardo.
En un reporte, Bank of America Merrill Lynch (BofA) destacó que la implementación de algunas de las políticas fiscales sugeridas por Trump podrían generar una guerra comercial en América del Norte y otras regiones del mundo.
“Un potencial efecto negativo de aprobar el BAT en Estados Unidos podría ser que algunos países (China, México, Canadá, entre otros) o los bloques económicos (Europa) decidan abrir casos de libre comercio ante la OMC. Esto para buscar cargas compensatorias en contra de productos estadounidenses, argumentando principalmente que el BAT podría representar una tasa indirecta en todas las importaciones de Estados Unidos, violando las reglas de la OMC”, indicó BofA.
Sin claridad, Trump ha dicho que las empresas estadounidenses que cierren sus plantas de producción y despidan trabajadores para abrir nuevas instalaciones en el extranjero pagarán un impuesto o arancel de 35% sobre los productos que envíen al mercado estadounidense.
“El rumor de que la nueva administración pueda considerar un impuesto tipo IETU, donde se discrimine contra las importaciones, no sólo tiene al mundo de puntillas, sino también tiene muy preocupada a aquella parte del empresariado norteamericano que está ligada a cadenas globales”, dijo Guajardo.
Las amenazas de Trump a industrias estadounidenses representan un tipo de interverción sin precedentes del gobierno de Estados Unidos en la economía.
“Va a haber noticias a lo largo de las próximas semanas sobre compañías que van a construir en el Medio Oeste”, afirmó Trump, y mencionó las recientes inversiones de empresas automotrices a realizarse en Estados Unidos. “Apreciamos esto de Ford, apreciamos esto de Fiat-Chrysler, y espero que General Motors será el siguiente”, dijo Trump.
“Como estamos México y Canadá en la primera línea de batalla, que es la vecindad con ese país, que está por definir su rumbo en políticas públicas, genera olas inestables”, contextualizó Guajardo.