Las políticas que implemente la administración del presidente estadounidense Donald Trump, que dará inicio hoy, tendrán un impacto en la Inversión Extranjera Directa (IED) realizada hasta ahora entre los dos países, por 227,000 millones de dólares, flujos dominados por empresas estadounidenses.
De 1999 al tercer trimestre del 2016, México captó IED estadounidense por 210,000 millones de dólares, lo que equivale a 45.9% del total de este tipo de inversiones que ha recibido del mundo, de acuerdo con datos de la Secretaría de Economía.
Por su parte, Estados Unidos tiene acumulados capitales mexicanos por 16,595 millones de dólares, según la Oficina de Censos de ese país.
Bajo el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), México, Estados Unidos y Canadá han otorgado mutuamente, desde 1994, un trato no discriminatorio a sus inversionistas, así como protección general a ellos en diversas cláusulas.
“El TLCAN pudo haber impulsado los flujos de IED estadounidense a México por ofrecer un incremento en la confianza de los inversionistas; pero mucho del crecimiento pudo haber ocurrido de cualquier modo porque México ha continuado ampliamente con la liberalización, con o sin el TLCAN”, destacó una investigación del Congreso estadounidense.
Mientras México ha seguido políticas en esta línea, el triunfo de Trump representó el primer liderazgo gubernamental que ha generado incertidumbre sobre las reglas establecidas en el TLCAN, que en este mes cumple 23 años de vigencia.
Esto no es un aspecto menor. Federico Serrano, presidente del Consejo Nacional de la Industria Maquiladora y Manufacturera de Exportación (Immex), dijo que una de las demandas centrales de los inversionistas del sector es la certidumbre a largo plazo.
Como presidente electo, Trump declaró que impondrá un impuesto de 35% a empresas que trasladen producción fuera de Estados Unidos para venderla de regreso ahí.
Desde los primeros días de enero, amenazó a empresas como General Motors, Toyota y BMW con aplicar dicho gravamen a sus exportaciones de México a Estados Unidos e incluso provocó que Ford desistiera de invertir 1,600 millones de dólares para una planta en México
Nuevo gabinete
Para implementar su agenda de política comercial proteccionista, Trump ha nombrado a tres funcionarios clave, todos caracterizados por su talante antiChina y desconfiados del libre comercio.
Trump informó que creará una nueva oficina dentro de la Casa Blanca para supervisar la política comercial e industrial de su país, poner énfasis en el programa de Buy America, promover la fabricación doméstica y reducir el déficit comercial.
La nueva oficina, llamada Consejo Nacional de Comercio, estará dirigida por Peter Navarro, un crítico de China que ayudó a diseñar la política comercial de Trump en campaña.
A su vez, Wilbur Ross, nombrado secretario de Comercio por Trump, declaró que el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) se negoció con reglas de origen “terribles”.
“El verdadero truco será aumentar las exportaciones estadounidenses”, expresó Ross en una entrevista en CNBC. “Deshacerse de algunas de las barreras arancelarias y no arancelarias a las exportaciones estadounidenses”.
Ross, de 79 años, es un billonario con una fortuna personal cercana a los 2,500 millones de dólares y dueño de una reconocida colección de obras de arte calculada por Forbes en más de 100 millones de dólares.
Opositor a los acuerdos de libre comercio, a los que acusa de afectar los empleos manufactureros de Estados Unidos, Ross descolló en el mundo de las finanzas comprando empresas en bancarrota, enderezándolas y revendiéndolas.
Finalmente, Donald Trump nombró el pasado 3 de enero a Robert Lighthizer como representante de comercio exterior de la Casa Blanca, un puesto que tradicionalmente tiene a cargo las negociaciones comerciales internacionales.
Lighthizer fue número dos de esa oficina bajo la Presidencia del republicano Ronald Reagan en los 80, y acumula gran experiencia en comercio internacional, en particular en el estudio de abogados de Washington donde trabaja actualmente.