Varios países enfrentan el reto relacionado con la escasez de mano de obra, destacó el Consejo de Estabilidad del Sistema Financiero (CESF) de México.
Ello como consecuencia del incremento acelerado en las tasas de contagio, al temor que aún persiste en la población para acudir de manera presencial a sus puestos de trabajo, a los apoyos fiscales que están permitiendo la prolongación del retorno laboral, así como a la reducción de las jornadas laborales que se han implementado.
Esta escasez de mano de obra ha contribuido a retrasos en las cadenas de suministros, a una débil recuperación del sector servicios por enfrentarse a un aforo limitado y una menor demanda, así como a una oferta de servicios más acotada.
Vacunación en el mundo1/
Además, indicó el CESF, se han limitado las posibilidades de realizar algunas actividades económicas por la falta de reconocimiento oficial sobre la eficacia de algunas vacunas, requisito que solicitan algunos países, principalmente Estados Unidos y la Unión Europea, para ingresar a sus territorios.
Mano de obra
Según datos de Our World in Data al 16 de marzo de 2022, 56.9% de la población mundial cuenta con un esquema completo de vacunación y se han aplicado un total de 11.03 miles de millones de vacunas a nivel global, siendo Emiratos Árabes, Portugal, Singapur y Chile los países con mayor avance, al contar con 95.7, 92.6, 90.7 y 90.70% de su población completamente vacunada, respectivamente.
Por otra parte, Yemen, Haití, Chad y Burundi son los países con menor avance en vacunación, con niveles de 1.4, 1.2, 0.8 y 0.8%, respectivamente.
En este contexto, México se ubica ligeramente por arriba del nivel global al registrar 61.0% de la población en el mismo periodo.
El CESF expuso que un logro alcanzado durante esta pandemia ha sido la coordinación y cooperación entre las empresas y los gobiernos de los países para producir, distribuir y vacunar a la población contra el Covid-19.
En este contexto, la industria farmacéutica ha realizado esfuerzos para adaptar su capacidad productiva y destinarla a la producción de vacunas y posibles tratamientos para enfrentar al virus y la enfermedad que este provoca.
Además, el mayor conocimiento del virus ha permitido que se pueda hacer frente de mejor manera a algunos periodos de brote y, con ello, tener una organización más eficiente por parte de los gobiernos y las personas.
No obstante, las dificultades en la distribución equitativa de las vacunas entre los países, en particular en los países de ingresos bajos, así como los movimientos antivacunas por un segmento de la población mundial principalmente de países desarrollados, continúan siendo los principales retos para alcanzar una alta tasa de inmunidad.
Lo anterior representa un factor de riesgo que facilita la mutación y propagación de nuevas cepas.