Según el Banco Mundial, en 2019 se liberaron a la atmósfera alrededor de 150,000 millones de metros cúbicos (BCM) de gas a partir de la quema de gas (equivalente a 5,298 000 millones de pies cúbicos (BCF)/año o 14.5 BCF/día).
En particular, Estados Unidos aportó 17.29 BCM o 11.5% del total.
Las emisiones de CO2 de la quema global se estiman en 307 millones de toneladas, el equivalente a más de 60 millones de vehículos de pasajeros con motor de combustión interna, suponiendo que se queme a 100 por ciento.
Pero quemarlo no es 100% eficiente. Cuando se tienen en cuenta los efectos nocivos del metano que escapa de las antorchas, el número equivalente salta a más de 560 millones de vehículos de pasajeros.
Todo el anterior diagnóstico se basa en información de la empresa Emerging Fuels Technology (EFT).
EFT tiene una instalación de investigación y desarrollo en Tulsa, Oklahoma y una cartera de patentes en crecimiento con ingresos de investigación por contrato, tarifas de licencia y ventas de catalizadores de múltiples proyectos con licencia en varias etapas de desarrollo.
En general, EFT se centra en el uso de su tecnología para convertir de forma rentable las fuentes de residuos de carbono en combustibles y productos químicos que reducen en gran medida las emisiones de GEI.
Según esta empresa, todas las antorchas ventilan una parte del metano debido a una combustión incompleta provocada por una variedad de factores. Esto se conoce como “deslizamiento de metano”.
Gas
El escape de metano es un problema significativo. En los países que queman, contribuye mucho más a las emisiones de GEI que el CO2 creado por las antorchas.
Según el Quinto Informe de Evaluación del IPCC, el metano tiene 86 veces el Potencial de Calentamiento Global (GWP) de CO2 (en masa) en una escala de tiempo de 20 años y 28 veces en la escala de tiempo de 100 años.
En la mayoría de los casos en los Estados Unidos, la quema ocurre porque no hay uso económico para el gas que se produce en asociación con la producción de petróleo.
EFT cree que su producto FlareBuster ofrece una solución económica para el gas quemado en muchas circunstancias.
Otros usos del gas quemado incluyen la generación de electricidad, la conversión a GNL, GNC o ciertos productos químicos.
La viabilidad económica de cualquier opción tiende a ser específica del sitio.