Las exportaciones rusas de petróleo por vía marítima se han recuperado en términos cuantitativos hasta acercarse a los niveles previos a la invasión en un contexto de descuentos históricamente elevados y cierto desvío de los flujos hacia grandes países asiáticos, destacó el Banco Central Europeo (BCE).
Tras la invasión de Ucrania, los envíos semanales de petróleo desde Rusia disminuyeron considerablemente (-15%) al final de marzo de 2022 en comparación con su nivel del año anterior, afectados por las perturbaciones relacionadas con la guerra y la retirada voluntaria de algunas compañías energéticas y transportistas marítimos.
El BCE indicó que este descenso fue especialmente acusado en el caso de Estados Unidos (-60%) y de la Unión Europea (-35 por ciento).
Al mismo tiempo, el precio del crudo ruso (tipo Ural) bajó al principio de la guerra y actualmente presenta un considerable descuento con relación al precio del Brent (-30 por ciento).
Como consecuencia, y en un entorno de cierta volatilidad, en la primera semana de julio los flujos de petróleo se situaron cerca de su promedio de 2021 a pesar de haber caído de forma significativa en junio.
El porcentaje procedente de Rusia en las importaciones totales de esta materia prima por parte de China y la India aumentó hasta 11 y 14%, respectivamente, al final de junio, desde 6 y 2% registrados antes de la guerra.
En cambio, las exportaciones por mar a Estados Unidos y al Reino Unido desaparecieron poco después de que comenzara la contienda, ya que ambos países prohibieron las importaciones de petróleo de Rusia.
Exportaciones rusas
La Unión Europea, por su parte, redujo sus importaciones de crudo ruso y está comprando más cantidades de este recurso a países del continente americano y de África
También las exportaciones de gas ruso a la Unión Europea se redujeron de manera significativa, y en la última semana de junio de 2022 se situaron en el 35% de su nivel del año anterior.
En torno al cambio de año, el BCE agregó que los flujos de gas ruso a través de los gasoductos que discurren por Europa Central y Oriental disminuyeron sustancialmente en el contexto de las tensiones con Ucrania.
Tras el comienzo de la guerra, siguieron siendo volátiles hasta que, recientemente, se cortó por completo el flujo de este combustible a Bulgaria, Dinamarca, Finlandia, Lituania, Países Bajos y Polonia y se produjeron cortes parciales del suministro o reducciones voluntarias en los casos de Austria, República Checa, Francia, Alemania, Italia y Eslovaquia.
Como consecuencia, las importaciones totales de la Unión Europea de gas procedente de Rusia en la última semana de junio mostraban un descenso del 65% con respecto al año anterior.
El aumento de las importaciones de gas natural licuado (GNL) y de los envíos de gas por gasoducto no procedentes de Rusia compensaron parcialmente esta reducción, pero siguen existiendo riesgos para el suministro de gas a la Unión Europea, dado que el nivel de almacenamiento de este combustible en la Unión Europea a principios de julio era inferior a la media del período 2015-2020. En cuanto al gas ruso, se está desviando a rutas asiáticas.