La inflación mundial continuó incrementándose, en algunos casos más de lo esperado, alcanzando nuevamente niveles máximos en décadas en varias de las principales economías.
El Banco de México (Banxico) expuso que las presiones inflacionarias se han ampliado a un mayor número de rubros, en adición a los elevados precios de los energéticos y de los alimentos.
Lo anterior, en un entorno en el que continúan los desequilibrios entre la recuperación de la demanda y de la oferta en diversos mercados, ante la persistencia de los cuellos de botella en la producción y de las presiones sobre los precios de materias primas derivadas del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.
Si bien estos últimos factores se han moderado recientemente, Banxico considera que persiste incertidumbre sobre su evolución hacia delante y su efecto sobre la inflación mundial.
En Estados Unidos, la inflación continuó ubicándose significativamente por arriba del objetivo de su banco central de 2%, reflejando desbalances entre oferta y demanda relacionados con la pandemia, mayores precios de los alimentos y de la energía, así como presiones en un número más amplio de rubros.
La variación anual del índice de precios al consumidor aumentó de 8.5% en marzo a 9.1% en junio, su nivel más alto desde 1981, si bien disminuyó posteriormente en julio ubicándose nuevamente en 8.5% ante una caída en la inflación de los energéticos.
Inflación mundial
Por su parte, la inflación subyacente en Estados Unidos disminuyó a lo largo del segundo trimestre de un nivel de 6.5% en marzo a 5.9% en julio, reflejando una moderación en la inflación del rubro de bienes que fue parcialmente contrarrestada por los mayores precios de algunos servicios.
Por otro lado, el deflactor del gasto en consumo personal aumentó de 6.6% a tasa anual en marzo a 6.8% en junio, alcanzando un nuevo nivel máximo desde enero de 1982.
No obstante, esta medida de inflación disminuyó a 6.3% en julio, mientras que el componente subyacente se redujo de 5.2 a 4.6% entre marzo y julio.
Paralelamente, los alimentos y la elevada inflación de los energéticos, así como mayores precios tanto de bienes como de servicios del componente subyacente, en parte debido al conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, los cuellos de botella en la producción, la recuperación de la demanda y la depreciación del euro.
En Japón, la inflación general (excluyendo alimentos frescos) aumentó de 0.8% en marzo a 2.4% en julio, ubicándose a partir de abril por encima del objetivo de su Banco Central por primera vez desde 2015, a la vez que la inflación subyacente (excluyendo alimentos frescos y energéticos) se incrementó de -0.7% en marzo a 1.2% en julio.
Al comportamiento de la inflación contribuyó una aceleración en la inflación de los alimentos (excluyendo alimentos frescos) y de los bienes, en un contexto de depreciación del yen, cuellos de botella y precios elevados de las materias primas, así como de la inflación de servicios ante el desvanecimiento de los efectos base de comparación que fueron resultado de las reducciones en las tarifas de telefonía móvil en 2021.