Las exportaciones de Japón a Estados Unidos totalizaron 148,330 millones de dólares en 2022, un aumento interanual de 9.9%, de acuerdo con datos del Departamento de Comercio que incluyen sólo productos, sin servicios.
Sobre todo, los envíos japoneses al mercado estadounidense comprenden autos, autopartes, máquinas y aparatos para la manufactura de semiconductores y topadoras frontales (“bulldozers”).
A la inversa, las importaciones japonesas desde Estados Unidos fueron de 80,317 millones de dólares, 7.7% más sobre 2021.
Con ello, Japón obtuvo un superávit comercial de 68,013 millones de dólares, un aumento de 12.8%, a tasa anual.
Estados Unidos y Japón, dos de las tres mayores economías del mundo, son socios comerciales y de inversión clave.
En el comercio bilateral de la industria automotriz, las exportaciones japonesas se cifraron en 48,558 millones de dólares en 2022, lo que supone un avance de 2.5%, y las ventas estadounidenses fueron de solo 2,246 millones de dólares, un alza de 1.4 por ciento.
Exportaciones de Japón
En su primera reunión «Económica 2+2», celebrada en julio de 2022, las autoridades estadounidenses y japonesas hicieron hincapié en las prioridades comunes y en la necesidad de aumentar la competitividad y la resistencia de sus economías en un contexto de riesgos e incertidumbres económicas mundiales.
A finales de 2022, primer ministro japonés Fumio Kishida anunció un nuevo paquete de medidas económicas por valor de 39 billones de yenes (264,000 millones de dólares), para facilitar el alivio económico del aumento de los precios de los alimentos y la energía.
De acuerdo con un análisis del Congreso estadounidense, varios retos a largo plazo (por ejemplo, la disminución de la población en edad de trabajar) también siguen siendo preocupaciones económicas perennes para Japón.
Entre las prioridades de Kishida figuran el apoyo a la seguridad de la cadena de suministro, una redistribución más amplia de la renta, un mayor uso de las tecnologías digitales y el crecimiento ecológico.
El Banco de Japón, a diferencia de otros bancos centrales, ha mantenido una política monetaria flexible y ha actuado para evitar subidas de los tipos de interés, lo que a su vez ha presionado a la baja al yen: en 2022 cayó a su nivel más bajo en 24 años frente al dólar.
Aunque las autoridades japonesas han alabado históricamente la debilidad del yen, el efecto sobre los costes de importación es también motivo de creciente preocupación.
Japón importa desde Estados Unidos principalmente gas, sangre, medicamentos, turborreactores, maíz, circuitos electrónicos integrados e instrumentos médicos.