El crecimiento de la economía mundial se desaceleró hasta 3.3% en 2022, desde 6.5% de 2021, y los vientos en contra seguirán aumentando en 2023, de acuerdo con UBS Group AG.

Tras recuperarse en 2021 de la pandemia de Covid-19, el impulso económico se ralentizó en 2022.

La guerra entre Rusia y Ucrania contribuyó a la subida de los precios de las materias primas, que se sumó al aumento de la inflación, que alcanzó máximos de varias décadas en la mayoría de las principales economías.

Esto condujo al ritmo más rápido de endurecimiento monetario por parte de muchos de los principales bancos centrales desde la década de 1980.

En este contexto, el crecimiento del PIB estadounidense se ralentizó hasta 2.1% en 2022, desde 5.9% de 2021, al subir la Reserva Federal los tipos de interés.

Entre tanto, la reducción de los suministros energéticos de Rusia y el endurecimiento de la política monetaria del Banco Central Europeo se sumaron a los vientos en contra de la economía de la zona euro, cuyo crecimiento se redujo a 3.5% en 2022, frente a 5.3% en 2021.

Además, la debilidad de la zona euro contribuyó a la ralentización de Suiza.

Economía mundial

El PIB del Reino Unido creció 4.0% en 2022, frente a 7.6% de 2021, con un impulso socavado por el aumento de la inflación, las subidas de los tipos de interés por parte del Banco de Inglaterra (BoE) y una demanda mundial más débil.

Por su parte, la economía de China creció 3.0% en 2022, frente a 8.4% de 2021, lo que refleja un lastre económico de la política cero-Covid del gobierno, junto con una desaceleración en el sector inmobiliario de la nación.

Otras importantes economías asiáticas registraron una ralentización menos acusada, con un crecimiento del PIB en la India de 7.0% en 2022, frente a 8.7% de 2021.

El PIB de Corea del Sur creció 2.6% en 2022, frente a 4.1% de 2021.

La reapertura de las economías generó una demanda de bienes excepcionalmente fuerte, que desbordó la oferta y generó inflación.

Justo cuando esta presión se desvanecía, la guerra entre Rusia y Ucrania provocó un aumento de los precios de la energía y los alimentos, disparando aún más la inflación.

La elevada inflación afectó a muchas de las principales economías, con una media mundial de 8.5% en 2022.

Sin embargo, la inflación se mantuvo relativamente moderada en China (3%) y Japón (1.1%), ya que ninguno de los dos países experimentó un aumento excepcional de la demanda tras la pandemia.