La Unión Europea, Japón, México y Canadá preparan represalias en el caso de que Estados Unidos les imponga aranceles a sus exportaciones de acero y aluminio a partir de este viernes.
En general, se espera que los aranceles beneficien a las industrias de Estados Unidos de acero y aluminio, lo que generará precios más altos de ambos metales y una expansión de la producción local en esos sectores, mientras que potencialmente afectará negativamente a los consumidores y las industrias nacionales a través de costos más altos.
En sendas notificaciones a la Organización Mundial de Comercio (OMC), la Unión Europea informó que establecería represalias inmediatas contra Estados Unidos por 3,340 millones de dólares, mientras que las de Japón serían por 450 millones de dólares.
Por su parte, los gobiernos de México y Canadá han advertido que responderían igualmente con medidas espejo en caso de no ser exentados.
La magnitud del cambio de precio y su impacto en los flujos comerciales, el empleo y la producción en los Estados Unidos y en el extranjero dependen de las limitaciones de recursos y de la forma en que los diversos actores económicos (productores extranjeros de los productos sujetos a aranceles, productores de sustitutos nacionales, productores en las industrias transformadoras y los consumidores) pueden responder a medida que los efectos del aumento de los aranceles repercuten en toda la economía.
La principal funcionaria de comercio de la Unión Europea, Cecilia Malmstrom, se reunirá con sus pares de Estados Unidos, Wilbur Ross y Robert Lighthizer, en París el miércoles
«Una reunión bilateral con (el secretario de Comercio de Estados Unidos) Ross tendrá lugar durante el encuentro de la OCDE el miércoles», dijo el vocero de la Comisión Europea, Daniel Rosario. Malmstrom se reunirá con Lighthizer, el representante comercial de Estados Unidos, durante el mismo evento.
A principios de mayo, Peter Navarro, asesor de manufacturas y comercio de la Casa Blanca, informó que Estados Unidos no alargará más las exenciones a los aranceles globales que aplica a México, Canadá y la Unión Europea y que estarán vigentes hasta el 1 de junio, de modo que antes de esa fecha se tomaría una decisión definitoria.
Estados Unidos sostiene que sus aranceles de acero y aluminio no derivan de salvaguardias, sino medidas de seguridad nacional, y por ello su gobierno realizó una investigación de la Sección 232 sobre las implicaciones de seguridad nacional en las importaciones de los dos productos, en lugar de una investigación de salvaguardia de la Sección 201.
Por el contrario, la Unión Europea, Japón, Canadá y México califican la medida como una salvaguardia, por lo que tendrían derecho a aplicar medidas equivalentes o de represalia contra Estados Unidos, de acuerdo con la OMC.
Canadá y México representaron respectivamente 17.9 y 8.6% de las importaciones de acero y 40.5 y 1.5% de las importaciones de aluminio de Estados Unidos en el año pasado.
En 2017, las importaciones estadounidenses de productos de acero y aluminio cubiertos por las tarifas de la Sección 232 ascendieron a 29,000 millones y 17,400 millones de dólares, respectivamente.
Estados Unidos impuso el 8 de marzo aranceles de 25% a las importaciones de acero y de 10% a las de aluminio, argumentando preocupaciones de seguridad nacional, y otorgó a 34 países exenciones, lo cual está ligado, para el caso de México y Canadá, al resultado del avance de las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
La Administración del presidente Donald Trump ha dicho que todos los países exentos de los aranceles de la Sección 232 sobre las importaciones de acero y aluminio serán acotados a través de cupos u “otras restricciones».
Con Brasil, Australia y Argentina, Estados Unidos firmó acuerdos en principio por separado, con el establecimiento de cupos. A Corea del Sur lo eximió a cambio de que reciba un cupo de alrededor de 2.68 millones de toneladas de exportaciones de acero anualmente, equivalentes a alrededor del 70% de sus envíos al mercado estadounidense entre 2015 y 2017.