La seguradora de crédito francesa Coface pronosticó que el producto Interno Bruto (PIB) de América Latina subirá 2.4% interanual en 2018, pero destacó que esta mejor perspectiva se relaciona más con tendencias globales favorables que con méritos internos.
En su última estimación, en abril, el Fondo Monetario internacional (FMI) dio un crecimiento de 2%, año contra año, a la economía de América Latina y el Caribe para 2018.
Gráfico: FMI.América Latina ha experimentado una etapa difícil desde 2014. El desplome de los precios de las materias primas ha afectado la actividad económica por varios canales, tales como inversiones e ingresos por exportaciones más bajos y restricciones del presupuesto público.
Después de dos años de recesión (2015-2016), el crecimiento del PIB de la región finalmente repuntó en 2017 a una tasa estimada de 1.1%, a tasa anual.
Según la Coface, a pesar de que un ciclo monetario restrictivo de ajuste gradual de las economías desarrolladas (especialmente en Estados Unidos), así como de una suave desaceleración de China y de una consecuente mejoría en los precios de las materias primas han ayudado a América Latina, el deteriorado ambiente político ha manchado la imagen de la región a los ojos de los muy necesarios inversionistas extranjeros, particularmente con los escándalos políticos y gubernamentales que han sido noticia en muchas ocasiones desde 2014.
El riesgo político siempre ha pesado negativamente en los pronósticos económicos de América Latina. “La región tiene un notable historial de ser dirigida por sistemas políticos dictatoriales y gobiernos populistas, que han conducido a los países a experimentar episodios repetidos de hiperinflación y crisis de deuda pública en detrimento del desarrollo económico sostenible a largo plazo”, añadió la Coface en un reporte.
Aunque el terrorismo no es una de las preocupaciones principales para América Latina (con la excepción de México), al tiempo que las economías más grandes de la región están generalmente en menor riesgo a los conflictos, el riesgo político asociado con tensiones sociales es más alto.
Los indicadores sociales deteriorados, resultados débiles de percepción de la corrupción y una relativamente alta tasa de homicidios, consecuencia de décadas de débil crecimiento e ineficientes políticas sociales y económicas que han creado altos niveles de desigualdad, afectan las perspectivas de la región.
En este contexto, el riesgo político continuará como una importante preocupación para América Latina en 2018. En medio de la insatisfacción general contra la clase política tradicional, varios países elegirán su nuevo presidente este año, lo que incluye a Colombia (mayo), México (julio) y Brasil (octubre). Por lo tanto, el riesgo de que las incertidumbres políticas afecten el ambiente económico aumenta, especialmente en Brasil y México.