El total de bebidas alcohólicas -sobre todo las bebidas espirituosas– ha registrado un fuerte crecimiento en valor en los últimos 10 años, de acuerdo con la empresa Diageo.
Entre las bebidas espirituosas están: vodka, tequila, mezcal, brandy y ron.
Diageo considera que el negocio de las bebidas alcohólicas presenta oportunidades de crecimiento sostenible a largo plazo, respaldadas por atractivos fundamentos de consumo.
Esto incluye tres factores clave: el crecimiento de la clase media, el aumento de la penetración de las bebidas espirituosas y la premiumización tanto en los mercados desarrollados como en los emergentes.
Las últimas previsiones de las Naciones Unidas sugieren que la población mundial podría crecer hasta los 8,500 millones en 2030.
A nivel mundial, una clase media emergente sigue creciendo en mercados clave como China, donde se estima que, entre 2022 y 2030, la clase media y el consumidor acomodado aumentarán en 80 millones, alcanzando casi el 40% de la población.
Bebidas espirituosas
Según Diageo, este crecimiento continuado de la franja de ingresos de «clase media y superior» debería permitir a 470 millones de consumidores más acceder sus marcas y disfrutar de ellas de aquí a 2032.
Los consumidores eligen cada vez más las bebidas espirituosas que la cerveza y el vino.
En los últimos cinco años, el mercado mundial de bebidas espirituosas creció a una tasa anual compuesta de 4 por ciento.
Las bebidas espirituosas crecieron considerablemente más rápido, a una tasa anual compuesta de 6%, a medida que los consumidores se alejan cada vez más de la cerveza y el vino.
Otra circunstancia es que las bebidas espirituosas, que son versátiles y adaptables, ocupan una posición fuerte y tienen un considerable margen de crecimiento, dado el interés de los consumidores por nuevos servicios adecuados para una gama más amplia de ocasiones, incluso con la comida y en casa.
Los consumidores «beben mejor, no más» y eligen cada vez más marcas y categorías que destacan por su calidad, autenticidad y sabor superiores.
A esta tendencia la denominamos premiumización, en la que los consumidores tienen un mayor deseo de explorar nuevas experiencias aspiracionales, lo que impulsa la demanda de bebidas de calidad a distintos precios.