El gobierno de Estados Unidos declaró que China incumplió varios compromisos relacionados con la biotecnología agrícola y la ractopamina.

Si China considera que Estados Unidos no ha implementado alguno de sus compromisos en virtud del Acuerdo de la Primera Fase, el Acuerdo de la Primera Fase proporciona un mecanismo para que China plantee sus preocupaciones a Estados Unidos, pero hasta la fecha China no lo ha hecho.

En cambio, el gobierno estadounidense ha manifestado que China aún no ha implementado algunos de los compromisos más significativos que asumió en el Acuerdo de la Primera Fase, como los compromisos en el área de la biotecnología agrícola y la evaluación de riesgos requerida que China debe llevar a cabo en relación con el uso de ractopamina en ganado vacuno y porcino.

Tampoco China, desde la perspectiva de la Estados Unidos, ha cumplido sus compromisos de adquirir bienes y servicios estadounidenses en 2020 y 2021.

Mientras tanto, otros compromisos que China asumió, como en el ámbito de la transferencia de tecnología, son difíciles de verificar dadas las tácticas que China utiliza para ocultar sus actividades.

Biotecnología agrícola

Según el gobierno estadounidense, es importante destacar que este Acuerdo no aborda de manera significativa las preocupaciones más fundamentales que Estados Unidos tiene con respecto a las políticas y prácticas de China, dirigidas por el Estado y ajenas al mercado, y su impacto perjudicial en la economía estadounidense y en los trabajadores y empresas de Estados Unidos.

El gobierno estadounidense está estudiando los pasos a seguir.

Estados Unidos y China concertaron un acuerdo económico y comercial en enero de 2020, conocido como el Acuerdo Económico y Comercial de Fase Uno (Acuerdo de Fase Uno).

Luego, en octubre de 2021, la Oficina del USTR expuso a grandes rasgos su nuevo enfoque o visión estratégica para la relación comercial entre los Estados Unidos y China.

Los principales elementos consisten en examinar con China su desempeño en el marco del Acuerdo de Fase Uno, iniciar un proceso de exclusión arancelaria específica, plantear preocupaciones sobre políticas y prácticas comerciales que se centran en el Estado y no son de mercado, utilizar toda la gama de instrumentos para abordar esas preocupaciones, y seguir trabajando con los aliados para definir nuevas normas comerciales equitativas para el siglo XXI.