China representó aproximadamente 79% de la producción mundial de óxidos de tierras raras en 2020, según la consultoría británica CRU.
Por su parte, la empresa MP Materials estima que un porcentaje aún mayor de la cadena de suministro de imanes NdPr tiene su sede en China.
En general, los elementos de tierras raras (REE, por su sigla en inglés) son bloques de construcción fundamentales de la economía moderna, que impactan billones de dólares en el PIB global a través de la habilitación de productos finales en todas las industrias que incluyen transporte, energía limpia, robótica, defensa nacional y electrónica de consumo, entre otros.
El neodimio (Nd) y el praseodimio (Pr) son elementos de tierras raras que en combinación forman neodimio-praseodimio (NdPr), que representa la principal oportunidad de ingresos de MP Materials.
El NdPr se utiliza con mayor frecuencia en imanes NdPr, que también se denominan comúnmente «neo», «NdFeB», «NIB» o imanes permanentes y están hechos predominantemente de una aleación de NdPr, hierro y boro.
Los imanes NdPr son el tipo más utilizado de imanes de tierras raras y son fundamentales para muchas tecnologías avanzadas que están experimentando un fuerte crecimiento, incluidos vehículos eléctricos, drones, sistemas de defensa, equipos médicos, turbinas eólicas, robótica y muchas otras.
Tierras raras
MP Materials considera que las empresas priorizan cada vez más la diversificación y la seguridad de sus cadenas de suministro globales para reducir la dependencia de un solo productor o región para los suministros críticos.
También esta tendencia tiene implicaciones para la seguridad nacional, ilustrada por las recientes directivas presidenciales de Estados Unidos que buscan la transferencia de producción en industrias consideradas críticas, incluidos los minerales de tierras raras.
Por ejemplo, el 24 de febrero de 2021, el presidente Joe Biden firmó una orden ejecutiva que requiere que el gobierno de Estados Unidos revise las cadenas de suministro de minerales críticos y otros materiales estratégicos identificados, incluidos elementos de tierras raras, en un esfuerzo por garantizar que Estados Unidos no dependa de otros países, como China.
Esta orden ejecutiva exige una revisión de un conjunto más amplio de cadenas de suministro de Estados Unidos que cubren los sectores de defensa, atención médica, tecnología de la información, energía, transporte y agricultura.