Estados Unidos podría “matar” al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) si mantiene sus “demandas grotescas” y “argumentos falaces” en la renegociación de ese pacto comercial, opinó el expresidente mexicano Ernesto Zedillo.
“A menos que el gobierno de Estados Unidos reconsidere seriamente su propuesta de política comercial dañina, sus dos socios deberían avanzar para proteger y apoyarse en otra línea de defensa -el sistema multilateral de la Organización Mundial del Comercio- y dejar que el gobierno de Estados Unidos asuma completamente la responsabilidad de matar el TLCAN”, dijo Zedillo en un artículo publicado el lunes en el diario The Washington Post.
Adujo que prácticamente todos los temas incluidos en la lista de cosas por hacer ya se habían abordado en el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por su sigla en inglés), el cual fue descartado por la Administración de Trump. Tanto México como Canadá eran partes en el TPP. Si el TLCAN se ha modernizado en la práctica a través del TPP, ¿por qué pedir la renegociación del primero mientras se descarta este último?, criticó.
El exmandatario cuestionó las propuestas estadounidenses sobre la revisión quinquenal del TLCAN, los mecanismos de solución de controversias, las reglas de origen del sector automotriz, las cuotas antidumping con investigaciones estacionales y las compras gubernamentales.
“De estas y otras demandas grotescas, está claro que lo que el gobierno de Estados Unidos busca no es modernizar el viejo TLCAN sino más bien lograr un acuerdo que destruya el comercio y la inversión entre los tres socios norteamericanos. Tiene el objetivo perverso de obtener el sello de aprobación de México y Canadá para llevar a cabo la demolición del compromiso más exitoso de la cooperación económica mutuamente beneficiosa en las Américas”, escribió.
Argumentó que los negociadores estadounidenses asociaron falsamente al TLCAN con la explosión del déficit comercial de Estados Unidos, el cierre de miles de fábricas y el abandono de millones de trabajadores estadounidenses, como si el avance constante de la automatización y la crisis financiera de 2008 no hubieran ocurrido. “Seamos claros: el TLCAN no causó nada de eso”, añadió.
“Dada la naturaleza falaz de algunos de los argumentos y objetivos utilizados por Estados Unidos, no debería sorprendernos cuán torpe e inaceptable es el número de demandas específicas que han planteado”, dijo.
Expuso que actualmente unos 14 millones de empleos estadounidenses dependen del comercio con Canadá y México, mientras que los casi 200,000 empleos relacionados con la exportación creados cada año por el TLCAN pagan de 15 a 20% más en promedio que los trabajos que se perdieron. Y la integración de las cadenas de suministro ha dejado en claro que el TLCAN salvó a la industria automotriz de Estados Unidos de posiblemente colapsar.