Las crisis de suministro de los últimos años han puesto de relieve la necesidad de resiliencia en sectores estratégicos tradicionales, indica un informe difundido por el Foro Económico Mundial (FEM).
El acceso fiable y barato a las necesidades más básicas -alimentos, agua y energía- sustenta el funcionamiento crítico de las sociedades.
Los primeros datos sugieren que las crisis actuales están provocando un preocupante retroceso de los avances recientes.
En 2022, según el mismo informe, alrededor de 200 millones de personas más se enfrentaron a la inseguridad alimentaria aguda en comparación con 2019, y el número de personas sin electricidad en todo el mundo aumentó a unos 774 millones, el equivalente a los niveles anteriores a la pandemia.
Sobre todo, las crisis de suministro de esta naturaleza pueden ser altamente desestabilizadoras, exponiendo la fragilidad de los Estados y provocando la pérdida de vidas, violencia generalizada, agitación política y migración involuntaria.
La demanda de alimentos, agua y metales y minerales esenciales va en aumento.
Esto refleja una serie de factores, como el continuo crecimiento de la población, que se prevé que alcance los 8,500 millones en 2030, y el avance socioeconómico, con un impulso para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU en la fecha límite de 2030.
Crisis de suministro
Se prevé que el consumo mundial de alimentos aumente 1.4% anual durante la próxima década, concentrándose en los países de ingresos bajos y medios, frente a un aumento de 1.1% anual en la producción.
Una estimación sitúa la brecha entre la demanda y el suministro de agua en un 40% para 2030, con un aumento drástico y desigual de la demanda entre países.
Incluso en términos absolutos, se prevé que la demanda anual de estos recursos, como el grafito, el litio y el cobalto, alcance 450% de los niveles de producción de 2018 en 2050.
En conjunto, el informe advierte que el conjunto de preocupaciones emergentes sobre la demanda y la oferta en torno a los recursos naturales ya se está convirtiendo en un área de creciente alarma.
Los encuestados de la Encuesta de Percepción de Riesgos Globales identificaron fuertes relaciones y vínculos bidireccionales entre las “crisis de los recursos naturales” y los demás riesgos, lo que apunta a la posible policrisis que puede evolucionar a medio plazo.