Ni Brasil ni México han sido capaces de articular una agenda de integración que permita aumentar el comercio intrarregional en Latinoamérica y el Caribe.
En 2022, este comercio muestra uno de los niveles de integración más bajos de las últimas décadas.
Del total de las importaciones que América Latina y el Caribe realizó en 2022 (1 billón 524,000 dólares), sólo 14,95% se originó en la región.
De acuerdo con Luz María de la Mora, exsecretaria de Comercio Exterior del gobierno de México, ni el Brasil ni México, las grandes economías de la región, han tenido el interés ni la visión para liderar un verdadero proyecto de integración latinoamericana.
Por otra parte, la integración se ha politizado según el signo político y la ideología de los gobiernos de la región.
“Cuando los Gobiernos han coincidido en su visión política, los acuerdos han avanzado, pero cuando ocurrió lo contrario, prevalecieron las diferencias sobre el pragmatismo que debería guiar la integración”, agregó De la Mora, en un análisis publicado por la Cepal.
Comercio intrarregional
La región ha olvidado lo que el economista Raúl Prebisch señalaba en 1969 en el sentido de que la cooperación económica podría constituir una “base sólida para llegar a una unidad política”, pero el concepto del mercado latinoamericano es independiente de todo “concepto de unificación política” en tanto que “el mercado común no tiene un designio político” por lo que la integración no debería politizarse.
Pero esta se ha politizado y, en opinión de De la Mora, ello ha hecho difícil mantener el foco en el objetivo último: lograr una región integrada que actué como un catalizador del crecimiento, el desarrollo, la creación de empleo y el bienestar.
Historia
En 1960 promovió la creación de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC) y en 1980 alentó la creación de la ALADI por medio de los Tratados de Montevideo de 1960 y 1980.
La constitución de esta última se llevó a cabo “con diferentes instrumentos y una realidad mundial y regional sustancialmente diferentes” a la que permitió la creación de la primera asociación (ALADI/CEPAL, 2012).
Con la ALALC se buscó crear una zona de libre comercio, en un período de 12 años (después ampliado a 18 años), a través de negociaciones entre los países miembros para lograr la eliminación gradual de aranceles y restricciones no arancelarias.
Posteriormente, en 1980, la ALALC se transformó en la ALADI “al no poderse alcanzar el objetivo de conformar una zona de libre comercio en el período establecido” y se propuso establecer un mercado común latinoamericano “sin metas ni cronogramas predeterminados, en un marco flexible, y al abrir la posibilidad de crear relacionamientos bilaterales y subregionales”.