La economía mundial no tendrá una recuperación tangible en 2023, de acuerdo con previsiones del Banco Mundial y de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Ante todo, el último informe Perspectivas de la Economía Mundial del Banco Mundial prevé que en 2022 el crecimiento mundial se reduzca a 2.9%, frente a 5.7% en 2021. Esta cifra es 1.2 puntos porcentuales inferior a 4.1% previsto en enero.
Desde la perspectiva de la OMC, no se prevé que en 2023 se produzca una recuperación tangible, ya que las previsiones sobre el crecimiento mundial lo sitúan en 3%, debido principalmente a que se espera que los precios de los productos básicos se mantengan elevados y persista el endurecimiento de las políticas monetarias.
Según el informe, la guerra en Ucrania, que ha agravado el daño causado por la pandemia de Covid-19, ha acrecentado la desaceleración de la economía mundial, que está entrando en un período de crecimiento débil y alta inflación (estanflación).
Economía mundial
En los 10 últimos años, la frecuencia e intensidad de los conflictos, de la variabilidad del clima y los fenómenos meteorológicos extremos, así como de las desaceleraciones y las contracciones económicas, han aumentado, socavando la seguridad alimentaria y la nutrición en todo el mundo.
La mayor incidencia de estos fenómenos, agravados por la pandemia, ha provocado un aumento del hambre y ha socavado los progresos en la reducción de todas las formas de malnutrición, sobre todo en los países de ingresos bajos y medianos.
En 2021, al menos 193 millones de personas sufrían inseguridad alimentaria aguda –un incremento de 38 millones de personas desde 2020 y el nivel más alto en seis años– y 53 países o territorios solicitaron asistencia externa.
La pandemia de Covid-19 y las medidas para contener su propagación han causado una profunda recesión económica mundial, han erosionado los ingresos y los medios de subsistencia y han afectado a la capacidad de las personas para comprar alimentos.
En cuanto a la oferta, la pandemia afectó a la seguridad alimentaria a través de los cierres de fronteras, las restricciones a los viajes, las cuarentenas y las perturbaciones del mercado, la cadena de suministro y el comercio.
Esto, junto con otros factores, llevó a que en 2020 hubiera entre 720 y 811 millones de personas subalimentadas, según la OMC.
Riesgos
Tras permanecer prácticamente sin cambios durante cinco años, en 2020 la prevalencia de la subalimentación aumentó en 1.5 puntos porcentuales hasta casi 9.9%, lo que ocasionó reveses en el camino hacia el logro del Objetivo «Hambre Cero» para 2030.
Hoy en día, el mundo se enfrenta a numerosos desafíos y a riesgos interconectados.
Entre ellos, la OMC cita: los precios elevados y volátiles de los alimentos, los insumos agrícolas (especialmente los fertilizantes) y la energía; los atascos logísticos, por ejemplo, en el Mar Negro, debido a la guerra en Ucrania; los riesgos de producción, que afectan a la mayoría de los productos alimenticios básicos; el cambio climático y la degradación de los recursos naturales y los ecosistemas; y el aumento de la frecuencia y la intensidad de los desastres y otras perturbaciones.
Además, como consecuencia de la guerra en Ucrania, el Fondo Monetario Internacional (FMI) redujo sus previsiones de crecimiento económico mundial a 3.6% en 2022 y 2023, lo que representa una revisión a la baja de sus previsiones anteriores de 0.8 y 0.2 puntos porcentuales, respectivamente.