Aunque la recuperación de Canadá ha sido sólida, su crecimiento económico se ha ralentizado y la vida se ha vuelto más cara para los canadienses.
La elevada inflación, combinada con la subida de los tipos de interés y la bajada de los precios de las acciones, está pesando mucho en las finanzas de los hogares y ralentizará su gasto.
Al mismo tiempo, el debilitamiento de la economía mundial afecta a los precios de las materias primas y, en última instancia, a la demanda de exportaciones canadienses.
En conjunto, el PIB real creció 1.8% anual entre mayo y agosto, lo que supone una notable desaceleración respecto al ritmo de crecimiento de 7.1% registrado entre enero y abril, de acuerdo con información del gobierno canadiense.
Hasta ahora, la moderación del crecimiento ha sido más evidente en los mercados de la vivienda, que están experimentando un fuerte retroceso tras los máximos sin precedentes alcanzados durante la pandemia.
Desencadenadas por la subida de los tipos hipotecarios, las reventas han caído 36% desde su máximo de febrero, mientras que los precios de la vivienda han bajado 9 por ciento.
El enfriamiento de los sobrecalentados precios de la vivienda ayudará a frenar la inflación y hará más asequible para los canadienses entrar en el mercado de la vivienda.
Desde la perspectiva del gobierno canadiense, resulta alentador que la nueva construcción se haya mostrado bastante resistente, lo que también contribuirá a la oferta y ayudará a moderar los precios de la vivienda.
Crecimiento económico
El gasto de los consumidores, que se disparó a principios de año al levantarse las restricciones de salud pública, también se está debilitando.
La elevada inflación ha aumentado el coste de prácticamente todos los bienes y servicios.
Controlar la inflación es fundamental para garantizar que los trabajadores canadienses no se queden atrás.
Entre tanto, la subida de los tipos de interés ha encarecido el coste de los préstamos en el último año, mientras que la caída de los precios de la vivienda y del patrimonio ha reducido el patrimonio neto de los hogares.
Dicho esto, hay algunos factores que pueden ayudar a impulsar el gasto de los consumidores.
En particular, muchos hogares acumularon una cantidad inusualmente grande de ahorros durante la pandemia, ya que la gente se quedó en casa.
También se espera que las condiciones del mercado laboral sigan siendo sólidas.