El peso cerró la semana con una apreciación de 0.61% u 11.7 centavos, cotizando alrededor de 19.05 pesos por dólar. El avance semanal del peso ocurrió a la par de la mayoría de las divisas en la canasta de principales cruces, ante señales de una desaceleración de la actividad económica de Estados Unidos, lo que puede llevar a la Fed a adoptar un lenguaje más acomodaticio en su siguiente anuncio de política monetaria programado para el 19 de junio.
Aunque las minutas de política monetaria publicadas esta semana no indicaron la posibilidad de un recorte a la tasa de interés hacia el cierre del año, dichas minutas corresponden a la decisión del 1 de mayo, antes de la última ola de medidas proteccionistas por parte de Estados Unidos, particularmente enfocadas a frenar el sector tecnológico de China, lo cual tiene el potencial de seguir frenando la actividad económica global.
Entre los datos económicos desfavorables para Estados Unidos, se destacan 1) las ventas de casas existentes de abril, que se contrajeron a una tasa mensual de 0.4%, 2) el índice de actividad económica nacional de la Fed de Chicago que se ubicó en -0.45 puntos durante abril, siendo la tercer lectura negativa en los primeros cuatro meses del año, 3) el PMI preliminar de manufactura elaborado por Markit correspondiente a mayo, que mostró un descenso de 52.6 a 50.6 puntos, su menor nivel desde 2009 y 4) los pedidos de bienes durables de abril, que se contrajeron a una tasa mensual de 2.1%, mientras que los pedidos de bienes de capital, excluyendo equipo de defensa y aeronaves, retrocedieron a una tasa mensual de 0.9%, indicando una disminución de la inversión.
El peso y la guerra comercial
A pesar de que el peso se apreció en su comparación semanal, los malos indicadores económicos y la guerra comercial también elevan el riesgo de presiones al alza para el tipo de cambio. Esto se debe a que el incremento de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, así como la desaceleración económica global, representan una amenaza para las economías emergentes, incluyendo México. Cabe agregar que México además atraviesa un periodo de incertidumbre interna, asociada a las decisiones de política económica del nuevo gobierno, lo que ha frenado la inversión y el consumo.
De acuerdo a la estimación final de crecimiento económico, durante el primer trimestre la economía mexicana se contrajo a una tasa trimestral de 0.2%, destacándose una contracción trimestral simultánea de las actividades secundarias y terciarias.
El PIB de México
En su comparación anual, el IGAE de marzo se contrajo 0.6%, debido principalmente a dos factores: 1) las actividades secundarias continuaron cayendo, a una tasa de 2.6% y 2) las actividades terciarias continuaron desacelerándose, creciendo a una tasa anual de 0.3%. Aunque ya se había anticipado una caída significativa en el IGAE de marzo, pues los resultados de enero y febrero habían registrado balances positivos, preocupa que esta sea la primera caída anual que se observa desde diciembre de 2009. Cabe notar que las series históricas muestran que una contracción anual del IGAE tiende a ser el inicio de un periodo de contracciones prolongadas.
En la semana, el tipo de cambio cotizó entre un mínimo de 18.9343 y un máximo de 19.1840 pesos por dólar, mientras que el euro-peso alcanzó un mínimo de 21.1460 y un máximo de 21.4007 pesos por euro en las cotizaciones interbancarias a la venta. Por su parte, el euro tocó un mínimo de 1.1107 y un máximo de 1.1212 dólares por euro.
Gabriela Siller; PhD
Director de Análisis Económico-Financiero.
Banco BASE