La economía de Estados Unidos se expandió a una tasa trimestral anualizada de 3.2% durante el primer trimestre, cifra que sorprendió al alza frente a las expectativas del mercado. No obstante, es importante analizar por separado sus componentes, para poder ver hacia donde se dirige el crecimiento económico de ese país.
Al interior del PIB destaca que el consumo privado contribuyó con el 0.82% (del 3.2%) del crecimiento del primer trimestre. Por su parte, la inversión privada contribuyó con el 0.92% del crecimiento, el gasto e inversión de gobierno, tuvieron una contribución de 0.41% y las exportaciones netas, contribuyeron con 1.03% del crecimiento. Todo lo anterior sumado da como resultado el crecimiento de 3.2 por ciento.
Al interior de los componentes del PIB, destaca lo siguiente:
El consumo tuvo una baja contribución al crecimiento del PIB, debido a una contracción del consumo de bienes de 0.7%, compensado por el crecimiento de 2% del consumo en servicios. Se trata de la menor tasa de crecimiento del consumo en los últimos cuatro trimestres.
La inversión privada contribuyó de forma significativa al crecimiento del primer trimestre (0.92% de 3.2%) pero esto se debió en un 70% a la acumulación de inventarios (128.4 mil millones de dólares, la mayor acumulación desde el segundo trimestre de 2015). La teoría económica de acumulación de inventarios explica que los inventarios suben cuando la economía está en un proceso de expansión, pero también se puede deber a un efecto temporal por la desaceleración del consumo y de las exportaciones.
El consumo e inversión de gobierno contribuyeron de manera importante al crecimiento del primer trimestre (0.41% de 3.2%), pues crecieron a una tasa de 2.4% luego de caer 0.4% al cierre de 2018. Esto se debió a un crecimiento anualizado de 4.1% del gasto en defensa y de 3.9% del gasto a nivel estatal. Un crecimiento fuerte del gasto público puede respaldar el crecimiento en el corto plazo, pero no necesariamente indica que los fundamentales económicos de un país son sólidos.
Ventas externas
Las exportaciones netas tuvieron una contribución sustancial al crecimiento del primer trimestre (1.03% de 3.2%) y se debió a que las exportaciones de bienes crecieron 4.7% y las importaciones de bienes se contrajeron 4.4%.
Por un lado, el crecimiento de las exportaciones de bienes estuvo explicado en su totalidad por las exportaciones petroleras, que durante los primeros dos meses del año avanzaron a una tasa anual de 44%, tanto por un aumento en el volumen de exportación como un aumento en el precio del petróleo.
Cabe destacar que el incremento en el precio es consecuencia del esfuerzo de Estados Unidos por limitar las exportaciones petroleras de países como Irán y Venezuela y a los esfuerzos de la OPEP por limitar su producción, y no a que la economía global se esté recuperando.
Si se excluye el componente de exportaciones de petróleo y gas, las exportaciones de bienes durante los primeros dos meses del año muestran una contracción anual de 0.17%, lo cual es consistente con el debilitamiento económico global. Los datos completos de la balanza comercial para el primer trimestre a nivel producto se darán a conocer el 9 de mayo.
Compras foráneas
Por otro lado, las importaciones cayeron durante el primer trimestre, lo cual también es consistente con la debilidad del consumo y las medidas proteccionistas de la administración de Trump. De hecho, la contribución de las importaciones al crecimiento del PIB fue positiva (0.58% de 3.2%), pero se trata de un fenómeno característico de desaceleración económica. La última vez que esto sucedió fue en el cuarto trimestre de 2012 y antes de eso entre el segundo trimestre de 2008 y el segundo trimestre de 2009, durante la gran recesión de Estados Unidos.
En resumen, el consumo se desaceleró, el gasto público contribuyó al crecimiento pero no habla de estabilidad económica, la inversión creció pero por acumulación de inventarios lo que puede ser síntoma de desaceleración del consumo y del sector externo. Por último las importaciones netas crecieron de manera sustancial, por un crecimiento de las exportaciones petroleras por factores no asociados a la salud de la economía global y por una contracción de las importaciones, lo que de nuevo habla de una desaceleración del consumo.
Por lo anterior, es poco probable que el crecimiento del PIB al inicio del año lleve a la Fed a considerar nuevamente un incremento a la tasa de interés durante el año. Asimismo, no se puede decir que el crecimiento de Estados Unidos durante el primer trimestre es un factor positivo para el crecimiento de México, pues una desaceleración del consumo estadounidense se relaciona con una desaceleración de las exportaciones mexicanas hacia ese país.
El peso y la economía
Con respecto a México, por la mañana del viernes se dio a conocer el IGAE de febrero, que mostró un crecimiento mensual de 0.3% y un crecimiento anual de 1.1%, superando moderadamente las expectativas. Considerando este dato, se estima que el crecimiento económico del primer trimestre será a una tasa trimestral de 0.16% y una tasa anual de 0.86%.
En la semana, el peso mexicano acumuló una depreciación de 0.91% o 15.1 centavos, cotizando en 18.94 pesos por dólar, ante la expectativa por la publicación del PIB de Estados Unidos, factor que fortaleció al dólar de forma generalizada.
En la semana el tipo de cambio cotizó en un mínimo de 18.7551 y un máximo de 19.1958 pesos por dólar. El euro-peso alcanzó un mínimo de 21.0793 y un máximo de 21.3562 pesos por euro en las cotizaciones interbancarias a la venta. Por su parte, el euro tocó un mínimo de 1.1112 y un máximo de 1.1262 dólares por euro.
Gabriela Siller; PhD
Director de Análisis Económico-Financiero.
Banco BASE