El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) es el mejor negocio que han hecho México y Estados Unidos, afirmó Marcelo Ebrard, secretario de Economía.
En el marco del U.S. México CEO Dialogue y la Cumbre de Alto Nivel entre los líderes de ambos países, Ebrard resaltó la importancia del T-MEC para los tres países involucrados.
“A este diálogo lo vemos muy importante, porque queremos defender el TLC (T-MEC) entre los dos países; es el mejor negocio que hemos hecho”, comentó Ebrard ante empresarios.
El T-MEC
Este martes, en el U.S. México CEO Dialogue, participarán más de 200 directores generales de empresas en la Ciudad de México.
“Somos la envidia de muchos países, se los digo yo que acabo de ser Canciller”, agregó Ebrard.
El T-MEC incluye 34 capítulos y 12 cartas complementarias. Mantiene la mayoría de los capítulos del TLCAN, pero introduce cambios clave. Estos incluyen modificaciones en el acceso al mercado de automóviles, productos agrícolas, inversión, compras gubernamentales y derechos de propiedad intelectual (DPI). También incorpora nuevas disposiciones sobre trabajo y medio ambiente.
Además, el nuevo acuerdo presenta reglas sobre comercio digital, empresas estatales y desalineación de divisas.
“(El T-MEC) nos da una ventaja sustancial respecto a otros países del mundo, tanto para Estados Unidos, como para México y Canadá”, dijo Ebrard.
Cadenas de valor
Muchos economistas creen que el TLCAN ayudó a las industrias manufactureras de Estados Unidos, especialmente la automotriz, a ser más competitivas. Esto se logró a través del desarrollo de las cadenas de suministro norteamericanas.
Gran parte del comercio de mercancías entre Estados Unidos y México se da dentro de la producción compartida. Los fabricantes de ambos países colaboran para crear productos.
El flujo de insumos intermedios producidos en Estados Unidos y exportados a México, junto con el retorno de productos terminados, aumentó significativamente la relevancia de la región fronteriza como zona de producción.
Un análisis del Congreso de Estados Unidos señala que las industrias manufactureras estadounidenses, como la automotriz y la electrónica, dependen en gran medida de los fabricantes mexicanos.
En el sector automotriz, por ejemplo, existen conexiones complejas entre los proveedores y los puntos de ensamblaje en ambos países.