Estados Unidos impondrá aranceles adiciones de 25% a las importaciones chinas equivalentes a 16,000 millones de dólares anuales a partir del 23 de agosto.
El gobierno del presidente Donald Trump autorizó un alza de aranceles a importaciones de productos chinos por 50,000 millones de dólares. Los correspondientes a 36,000 millones ya están vigentes desde el 6 de julio.
Adicionalmente, a principios de julio, Estados Unidos publicó una lista de productos importados de China por 200,000 millones de dólares anuales a los que les impondría un arancel de 10% (luego lo escaló a 25%), como resultado de las represalias comerciales establecidas por el gobierno del presidente chino.
En 2017, China fue el mayor socio comercial de mercancías de los Estados Unidos (636,000 millones de dólares), el tercer mercado de exportación (130,000 millones) y la mayor fuente de importaciones (506,000 millones).
China también es el mayor tenedor extranjero de valores del Tesoro de los Estados Unidos (casi 1.2 billones de dólares a mayo de 2018).
Las principales áreas de preocupación de los legisladores estadounidenses y grupos de interés incluyen el presunto espionaje económico cibernético generalizado de China contra las empresas de Estados Unidos; mecanismos relativamente ineficaces para hacer valer los derechos de propiedad intelectual; políticas de innovación discriminatorias; y un amplio uso de políticas industriales (como los subsidios y las barreras comerciales y de inversión) para promover y proteger las industrias.
China ha negado estos hechos y pide que los casos se resuelvan en la Organización Mundial de Comercio (OMC).
El creciente poder económico y la política de apertura de China la han llevado a implicarse cada vez más en instituciones económicas globales, asumiendo compromisos económicos con el resto del mundo para apuntalar tanto su estrategia de reforma económica como su política exterior.
Se proyecta que China gastará más de 1 billón de dólares en iniciativas internacionales como el proyecto One-Belt, One Road y la creación de dos bancos de inversión: el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB) y el Nuevo Banco de Desarrollo (NDB).
Pero desde la perspectiva estadounidense, China no compite con el suelo parejo. Por ejemplo, está buscando desarrollar su industria de semiconductores agresivamente con inversiones en el extranjero, especialmente en Estados Unidos, y pretende restringir el acceso de las empresas globales al mercado chino de semiconductores.