Estados Unidos ganó el panel sobre importaciones de maíz transgénico a México en el marco de las reglas del T-MEC, de acuerdo con fuentes informadas.
El caso comenzó a partir de la prohibición por parte del gobierno mexicano a las compras externas de maíz transgénico, primero tanto para la alimentación animal y humana y luego ajustado sólo para el consumo humano.
De enero a septiembre de 2024, México se ubicó como el primer destino de las exportaciones de maíz estadounidense. Las compras mexicanas de maíz desde ese origen fueron de 4,313 millones de dólares. Este valor creció 5.1% en comparación con igual periodo de 2023.
Estados Unidos ganó el panel
El 13 de febrero de 2023, México publicó un decreto presidencial que incluye una directriz según la cual:
“Las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal llevarán a cabo las acciones conducentes a llevar a cabo la sustitución gradual del maíz genéticamente modificado para la alimentación animal y para uso industrial en la alimentación humana”.
Después, el 17 de agosto de 2023, el Representante Comercial de los Estados Unidos anunció el establecimiento por parte de Estados Unidos de un panel de solución de controversias en virtud del T-MEC en relación con ciertas medidas mexicanas relativas al maíz transgénico. Se espera un informe final del panel para finales de 2024.
En el panel, Estados Unidos reiteró la inocuidad del maíz transgénico como alimento y señaló las autorizaciones de maíz transgénico por parte de Estados Unidos, México y las agencias reguladoras de otros países.
Glifosato
La refutación también sostiene que la afirmación de México sobre los riesgos del glifosato en el maíz transgénico carece de una evaluación de riesgos. Además, los datos regulatorios de plaguicidas de Estados Unidos muestran que el residuo de glifosato en el maíz, si está presente, es mínimo y muy por debajo de los niveles tolerables en México. Sin embargo, no se ha podido conocer el fallo preliminar sobre el glifosato en esta controversia.
Por otro lado, Estados Unidos argumenta que las medidas de México carecen de respaldo científico. Según su postura, no existen pruebas de que el maíz transgénico importado sea un riesgo para el maíz nativo. Además, Estados Unidos impugna la afirmación de México de proteger el maíz nativo como recurso natural. Alega que no hay pruebas de que el flujo genético del maíz transgénico sea una amenaza.