El representante comercial de Estados Unidos (USTR, por su sigla en inglés), Robert Lighthizer, se retractó de su demanda inicial de que un automóvil del TLCAN incluya 85% de valor regional para recibir tratamiento libre de aranceles y ahora busca un umbral de 75%, según fuentes al tanto que hicieron esta revelación Inside U.S. Trade.
Según ese medio estadounidense, la USTR también redujo su pedido de cinco categorías de autopartes -desde las más críticas a las menos críticas- hasta una demanda de solo tres.
Los componentes más críticos tendrían que cumplir con un umbral del 75%, por debajo del 85% que se buscaba anteriormente, y los países podrían ganar crédito para ese umbral si una pieza fue fabricada por trabajadores que ganan al menos 15 dólares por hora. Las otras categorías serían de 65 y 70 por ciento.
En la cuarta ronda, Estados Unidos presentó una propuesta que eleva de 62.5 a 85% el valor de contenido regional para automóviles, y de esta última tasa, 50% debía ser estadounidense, aunque esta acotación de contenido nacional fue eliminada.
Lighthizer ha pedido, en cambio, que 30% del valor de los insumos, partes y componentes de un auto sólo podrán fabricarse en zonas de América del Norte donde se paguen salarios de 15 dólares por hora en promedio o más, un requisito que no cumple México.
La propuesta estadounidense implica que, por ley y no por condiciones de mercado, Estados Unidos y Canadá garantizarían un contenido conjunto de 30% del valor de un vehículo automotor nuevo que se comercialice con arancel cero entre cualquiera de los tres países de Norteamérica.
La administración Trump ha indicado que buscaría reglas de origen más estrictas. En los objetivos de negociación de la Representación Comercial de la Casa Blanca, la administración declara que «garantizaría que los beneficios del TLCAN se destinen a productos genuinamente fabricados en los Estados Unidos y América del Norte».
Algunos observadores señalan que el endurecimiento de las normas de origen sería costoso para los consumidores e introduciría ineficiencias para las empresas, lo que también podría hacer que los bienes producidos en América del Norte sean menos competitivos en los mercados mundiales de exportación.
Otros afirman que es engorroso cumplir con complejas reglas de origen que pueden aumentar los costos del comercio. Sostienen que estos costos administrativos adicionales podrían llevar a las empresas a no aprovechar las preferencias arancelarias del TLCAN, sino más bien a importar productos a través de aranceles de nación más favorecida (NMF). En particular, esto podría ser cierto para las pequeñas empresas, ya que pueden carecer de conocimiento sobre el sistema de certificación del TLCAN.
Este pacto comercial desmanteló todos los aranceles sobre las importaciones de automóviles entre los tres países, siempre que cumplieran con los requisitos de las normas de origen del 62.5% de contenido para automóviles, camionetas, motores y transmisiones, y 60% para todos los demás vehículos y partes automotrices.