Estados Unidos participó con 99.5% de las importaciones de maíz de México en 2017, de acuerdo con datos del Banco de México.
Las importaciones mexicanas desde el mercado estadounidense totalizaron 2,731 millones de dólares, lo que significó un aumento de 3.5% frente al año previo y un máximo histórico.
Según el Censo Agrícola de 2012, Estados Unidos tenía 2.1 millones de explotaciones agrícolas y el valor de mercado de los productos vendidos ese año (incluidos los pagos oficiales) fue de 402,600 millones de dólares.
Los cultivos -principalmente maíz, habas de soja, heno (con inclusión de alfalfa), y trigo- representan aproximadamente la mitad del valor de la producción.
En 2017, las importaciones mexicanas de maíz proveniente de todo el mundo sumaron 2,852 millones de dólares. El récord en este indicador se alcanzó en 2012, cuando las compras fueron por 2,997 millones de dólares, pero entonces hubo adquisiciones provenientes de Sudáfrica (991 millones de dólares) y de Brasil (159 millones de dólares).
Durante el año pasado, además de Estados Unidos, los dos principales abastecedores externos fueron Brasil, con 105 millones de dólares, y Argentina, con 13 millones de dólares.
La economía mexicana tiende a ser autosuficiente en maíz blanco (harinero), pero registra un déficit de maíz amarillo, variedad usada en los sectores pecuario e industrial.
El maíz es el producto agrícola más importado por México, el más cultivado por los agricultores mexicanos y un símbolo poderoso precolombino por su importancia en los campos de la economía, la política y la sociedad.
La mayoría de los historiadores creen que el origen geográfico del maíz y su domesticación se localiza en los valles de Tehuacán (Puebla) y Oaxaca, en la denominada Mesa Central de México, a una altitud de 2,500 metros.
México es un mercado prioritario para los exportadores estadounidenses de maíz por proximidad geográfica y porque no pagan aranceles desde enero de 2008, de conformidad con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).