Estados Unidos perderá frente a China si restringe la competitividad del bono demográfico de México en la integración laboral de América del Norte, destacó Jaime Serra Puche, presidente de SAI Empresa de Consultoría.
Se trata de un argumento poco debatido hasta ahora en la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN): los datos demográficos de una población joven en México complementan los de una población que en promedio tiene mayor edad en el resto del subcontinente.
“En Estados Unidos hay más viejos que jóvenes, su tasa de dependencia demográfica es muy alta, mientras que en México hay un bono demográfico con una tasa bastante regular, una tasa de dependencia relativamente baja, y el caso canadiense es el de la población más vieja de la región”, comentó Serra.
La relación de dependencia de la tercera edad, un indicador que mide a los mayores de 64 años entre la población en edad de trabajar (15-64 años) es sustancialmente menor en México (10.27%) en comparación con Estados Unidos (20.36%) y Canadá (24.03 por ciento).
“Estados Unidos necesita inmigración y ese país se ha metido en una discusión absolutamente absurda, haciéndolo cada vez un tema de política y carga social, que uno de competitividad y productividad”, cuestionó Serra, al participar en el foro Impacto del Tratado de Libre Comercio en el Capital Humano en México, organizado por El Economista y GINgroup.
Serra expuso que América del Norte ha logrado la integración de cadenas de valor regional y que además es competitiva por dos características adicionales: tiene el gas más barato del mundo y, “posiblemente la más importante”, cuenta con una diferencia demográfica entre los tres países.
Estos dos aspectos, la energía y la complementariedad en la dotación del factor trabajo en los países del TLCAN le dan a América del Norte una ventaja frente a China.
“Los chinos van a empezar a tener un problema de escasez de mano de obra de manera muy importante por su política de un solo hijo, que los está llevando a un esquema de envejecimiento de su población y de baja disponibilidad de mano de obra, en términos relativos frente a su propia economía”, dijo.
La política de un hijo por pareja estuvo vigente en las zonas urbanas de China desde 1979, con el objetivo de reducir el crecimiento excesivo de la población. En octubre del 2015, se abandonó esta obligación manteniendo, sin embargo, un límite de dos hijos por pareja. La transición se va a tardar, porque un niño que nace hoy deberá esperar 15 años para entrar a la fuerza laboral.
“Si lo que ocurre en esta renegociación del TLCAN es poner trabas, insistir en muros e ideas del siglo XIX, va a ser muy difícil que la región sea competitiva”, enfatizó Serra.
Su conclusión: la creciente integración de América del Norte es irreversible, como ocurre con los “huevos revueltos”, a la vez que los tres países mantienen una producción compartida, en donde cada uno contribuye de alguna forma a la competitividad de la región. En contraste, la relación de Estados Unidos con China es de un “outsourcing (subcontratación) laboral”.