Estados Unidos pidió a México y Canadá una reestructura completa del sistema de solución de controversias del Tratado del Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), con cambios diferenciados en tres capítulos relativos a ese campo.
En el Capítulo 11, que trata sobre controversias entre Inversionista-Estado, la Casa Blanca propuso un mecanismo que incluye los términos “opt-in” y “opt-out”, con los que para iniciar el levantamiento de un tribunal (panel), la parte demandada tiene la opción de someterse al caso o no. De oponerse, el proceso ni siquiera inicia.
Estados Unidos planteó que en el Capítulo 20, en el cual se abordan los casos de prácticas desleales de comercio, por dumping o subsidios prohibidos, se seguirán estableciendo los paneles de solución de controversias, pero los resultados finales de los mismos serían opcionales en cuanto a su acatamiento.
Finalmente, el gobierno del presidente Donald Trump propuso que el Capítulo 20, donde se regulan casos de Estado-Estado, desaparezca del TLCAN.
Estos posicionamientos se mantienen en la mesa de renegociación del TLCAN, mientras en la víspera, Robert Lighthizer, representante comercial de Estados Unidos, cuestionó que la Organización Mundial de Comercio (OMC) se ha enfocado demasiado a la resolución de controversias y ha puesto en la antesala de una crisis al Órgano de Apelación de la OMC, al bloquear el nombramiento de tres jueces.
Lighthizer dijo que la organización comercial debe abordar las ayudas estatales y el exceso de capacidad y poner menos énfasis en litigar las disputas comerciales. Criticó a la OMC por “perder su enfoque esencial” y convertirse en «una organización centrada en el litigio» que no ha prestado suficiente atención a la aplicación de las normas existentes.
Sin mencionar a China por su nombre, convirtió a ese país en un objetivo claro en su discurso a los demás ministros de comercio del organismo de 164 miembros en su reunión bianual esta semana en Argentina.
“De manera continua, los miembros parecen creer que pueden obtener concesiones mediante demandas que nunca podrían obtener en las mesas de negociación”, agregó Lighthizer.
Estados Unidos bloqueó tres de los nombramientos del órgano de solución de diferencias de la OMC, que es un mecanismo de siete representantes que examina las controversias entre los miembros.
En noviembre, presentó una propuesta de reforma del Órgano de Apelación de la OMC, y para presionar hacia estos cambios no ha facilitado la sustitución de jueces (grupos de expertos) que forman parte del mismo, entre ellos un mexicano.
Los cambios que pretende Estados Unidos están enfocados a dar mayor certidumbre jurídica al Órgano de Apelación, luego de que el gobierno estadounidense se ha inconformado porque algunos fallos en los que no está de acuerdo son base para generar jurisprudencia.
Estados Unidos no se ha pronunciado por los sustitutos de dos jueces, Seung Wha Chang, de Corea del Sur, y Ricardo Ramírez, de México; mientras que esta semana salió un tercero, Peter Van den Bossche, de Bélgica, sin que se tenga un remplazo.
El Órgano de Apelación opera con siete jueces (expertos, en el argot de la OMC), todos ellos elegidos por el consenso de la OMC. Para resolver en la materia, se requieren tres de los siete jueces, los cuales se van rotando conforme se presentan los casos.
El Órgano de Solución de Diferencia (OSD), quien resuelve los casos en primera instancia, debe establecer automáticamente grupos especiales para examinar las reclamaciones, y debe adoptar las constataciones de los grupos especiales y el Órgano de Apelación.
Otro juez, Shree Baboo Chekitan Servansing, de Mauricio, dejará su cargo el 30 de septiembre de 2018. Si este nombramiento vuelve a ser detenido, el mecanismo se quedaría con sólo tres miembros de China, India y Estados Unidos, y esto neutralizaría una diferencia que involucre a alguno de estos tres países, ya que se acostumbra que en el panel de tres que revisan las apelaciones no esté el miembro del país implicado.