Estados Unidos pidió reformas en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que podrían frenar la apertura de los servicios de transporte de carga transfronterizos por carretera entre México y Estados Unidos.
La práctica generalizada hoy día es que se usan tres transportistas de camiones en el comercio entre ambas naciones: uno que lleva el remolque a las ciudades fronterizas de un país, otro que cruza la frontera (transfer o burrero) y otro más que viaja por el segundo país.
Con algunas operaciones intermitentes iniciales, la apertura del servicio directo se ha mantenido desde 2014, de tal forma que decenas de vehículos pueden hacer servicios desde un punto de México a un punto de Estados Unidos sin cambiar de camión, caja o conductor, lo que demuestra una apertura total pero limitada.
“Hacia finales de la ronda cuatro, Estados Unidos introdujo una propuesta de analizar la operación y los compromisos de autotransporte de carga en el TLCAN y tenemos que entrar en una conversación detallada al respecto, porque parecería ser una especie de salvaguarda a través de la cual si se detecta algún daño en Estados Unidos de la incursión del autotransporte de carga, se suspenderán los beneficios, y eso de entrada no es aceptable para México”, dijo Keneth Smith Ramos, jefe de Negociación Técnica del TLCAN.
Esta apertura fue bloqueada temporalmente por la influencia del sindicato camionero estadounidense (Teamsters), que ahora buscan eliminar esta integración con la renegociación del TLCAN.
En un largo litigio, México comenzó y ganó un panel de resolución de controversias contra Estados Unidos en el marco del TLCAN, por lo que ambos operaron en septiembre del 2007 un programa demostrativo que tenía como meta permitir, a partir de agosto del 2010, el paso libre de camiones. No obstante, unilateralmente, en marzo del 2009, el presidente Barack Obama canceló el programa.
El gobierno de México reaccionó poniendo represalias comerciales por 2,600 millones de dólares. Obama ofreció otro programa piloto para corroborar la seguridad de las empresas, camiones y choferes mexicanos, el cual aprobaron finalmente.
Fue así que los gobiernos de México y Estados Unidos iniciaron a partir de noviembre de 2014 un programa permanente para aprobar los servicios de transporte de carga transfronterizo por carretera entre ambos países.
Los programas pilotos que permitieron prestar servicios de camiones desde cualquier punto de un país a cualquier punto del otro estuvieron bajo la amenaza de ser cancelados, lo que provocó incertidumbre y poca participación de empresas transportistas, una circuntancia que podría cambiar en la medida que la apertura se mantenga y transcurra más tiempo.