La ventaja competitiva en el sector exportador que representa un peso débil frente al dólar se ha visto diluida en México por la menor demanda externa, coincidieron analistas.
El peso ha sido la moneda más devaluada en lo que va del presente mes entre los principales cruces de divisas del mundo y desde el 12 de septiembre se ubica en niveles por arriba de 19.00 pesos por dólar.
De enero a julio de 2016, las importaciones estadounidenses de productos sumaron 1 billón 241,401 millones de dólares, una baja interanual de 5.2%, mientras que las exportaciones de México a su vecino del norte retrocedieron 1.9% en ese periodo, a 168,210 millones de dólares.
“La reducción de la demanda de exportaciones es un fenómeno global que incluye a Estados Unidos”, comentó Raúl Feliz, investigador del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE).
Un miembro de la Junta de Gobierno del Banco de México destacó que el uso del peso como un mecanismo de cobertura de riesgos de otras divisas de países emergentes, también ha influido en el comportamiento de la cotización de la moneda nacional.
En general, el comercio mundial ha experimentado una desaceleración aún más pronunciada después de una breve recuperación tras tocar fondo por la crisis financiera internacional, al caer este año 1.5%, informó la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).
Tal porcentaje representa un nivel inferior en un punto porcentual al de la producción mundial, agregó el organismo, sin dar más detalles.
“Las exportaciones mexicanas de manufacturas no han visto una ganancia en competitividad por el tipo de cambio”, dijo Alfredo Coutiño, director de Moody’s Analytics.
Durante el segundo trimestre del año, la economía de Estados Unidos creció por debajo de lo esperado, a una tasa trimestral anualizada de 1.2 por ciento.
Adicionalmente, se revisaron a la baja las cifras de crecimiento correspondientes a los dos trimestres previos. Si bien el consumo privado se expandió a un ritmo mayor de lo previsto y las exportaciones netas mostraron cierta mejoría, esto no fue suficiente para contrarrestar la profundización de la caída de la inversión fija privada, así como el significativo ajuste a la baja en la acumulación de inventarios y la disminución del gasto público
Feliz expuso que hay otros factores que explican por qué la depreciación del peso frente al dólar no ha sido suficiente para prender el motor de las exportaciones, como el que otras monedas tuvieron previamente devaluaciones mayores frente al dólar y que hubo un menor crecimiento de la economía mundial.
Coutiño expuso que tampoco la fortaleza del dólar ha influido para que México alcance a tener un superávit en su balanza comercial, a través de un crecimiento mayor de las exportaciones frente al de las importaciones.
Alrededor de la mitad de las compras externas de México provienen de Estados Unidos, quien compra, a su vez, aproximadamente 80% de las exportaciones mexicanas.
Los dos analistas coincidieron en que las exportaciones de México repuntarán hasta el próximo año, siempre y cuando Estados Unidos no imponga aranceles a productos mexicanos, tal como lo ha propuesto Donald Trump, el candidato republicano a la Presidencia de ese país.
La depreciación del peso frente al dólar no afecta tanto a muchas industrias manufactureras de México porque importan insumos, partes y componentes que utilizan para producir bienes finales de exportación.