Las exportaciones de productos de México al mundo sumaron 37,484 millones de dólares en junio, un alza de 5.5%, a tasa anual, lo que reflejó la tasa de crecimiento interanual más baja en los últimos nueve meses, afectada sobre todo por las ventas externas de manufacturas no automotrices y las agropecuarias.
El dato general representó también 20 meses continuos de crecimientos interanuales y un máximo histórico para un sexto mes del año.
Las ventas manufactureras no automotrices abarcaron 56.4% del total de exportaciones y presentaron un avance de 2.3% a tasa anual.
Este comportamiento estuvo en línea con la tendencia mundial. La porción de nuevas exportaciones del índice PMI de Manufactura Global de JP Morgan cayó a 50.5 en junio, su nivel más débil en casi dos años.
La cifra se mantiene por arriba de 50, indicando que siguen aumentando los pedidos de exportación, pero se ha ido debilitando cada mes desde que alcanzó su más reciente nivel máximo de 54.2, en enero.
De enero a junio, la exportaciones mexicanas escalaron 11% y sus compras externas avanzaron 11.6%, a tasas anuales.
México ha promovido el libre comercio y la integración en las cadenas globales de valor (CGV), convirtiéndose en un polo de comercio internacional. Sus principales exportaciones son autos, camiones, autopartes y computadoras, mientras sobresalen sus importaciones de autopartes, gasolina, circuitos electrónicos integrados y teléfonos.
En comparación con junio de 2017, las exportaciones petroleras subieron 41%, a 2,510 millones de dólares, y las no petroleras escalaron 3.6%, a 34,974 millones de dólares.
Las importaciones mexicanas totalizaron en mayo 38,381 millones de dólares, por lo que el país registró un déficit de 897 millones de dólares.
De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), las exportaciones no petroleras siguen creciendo a tasa importantes debido al alto grado de integración de México en las cadenas globales de valor. Por su parte, el colapso en los precios del petróleo redujo los ingresos del gobierno y provocó recortes en las inversiones del sector energético; sin embargo, la reforma de la política fiscal promulgada en 2014 ha compensado este efecto.