El peso cerró el segundo trimestre del año con una depreciación de 9.23% o 1 peso y 68 centavos, cotizando alrededor de 19.86 pesos por dólar, mostrando una volatilidad anualizada de 14.1% y tocando un mínimo de 17.94 y un máximo de 20.96 pesos por dólar. La depreciación del peso durante el trimestre se debió a un incremento de las apuestas especulativas en contra de la moneda nacional de 83.5% de acuerdo a estadísticas del Mercado de Futuros de Chicago (CME por sus siglas en inglés), lo cual se debió: 1) al aplazamiento de la renegociación del TLCAN, 2) aversión al riesgo debido al endurecimiento de las políticas proteccionistas de Estados Unidos y las amenazas de ese país hacia la Unión Europea y China, 3) la posibilidad de que la Reserva Federal suba su tasa de interés en cuatro ocasiones durante el año y 4) el contagio de otras divisas de economías emergentes como el real brasileño y el rand sudafricano y 5) al proceso electoral.
Es importante señalar que aunque el peso se depreció principalmente por la incertidumbre sobre el futuro del TLCAN, el desempeño del tipo de cambio fue en el mismo sentido y más acentuado al observado en otros años de elecciones presidenciales. Durante las tres elecciones presidenciales previas (2000, 2006 y 2012), el peso perdió en promedio 4.96% durante el segundo trimestre, lo que se compara con una depreciación de 9.23% en el trimestre que concluye.
También destaca la estadística de la depreciación del peso tomando en cuenta el mínimo y el máximo del tipo de cambio durante el primer semestre. Dicha depreciación fue de 10.74% en el 2000, de 10.51% en el 2006, y de 16.33% en el 2012, que se compara con una depreciación de 16.84% este año, pues el tipo de cambio pasó de 17.94 pesos a 20.96 pesos por dólar, lo que equivale a un incremento de 3 pesos y 2 centavos. Tomando en cuenta dicha estadística, la dimensión de la caída del peso fue similar a la observada en 2012.
Haciendo una comparación del mes de junio se observan mayores diferencias. En el año 2000, el peso se depreció 3.4% frente al dólar, mientras que en el 2006 la depreciación al cierre del mes fue de apenas 0.06% y en el 2012 el peso observó una recuperación de 7.06%, por lo que a diferencia de las observaciones trimestrales, durante junio los movimientos del tipo de cambio no han sido consistentes. En el mes que termina, el peso muestra una apreciación moderada de 0.26% o 5.2 centavos, al cotizar cerca de 19.86 pesos por dólar.
Si se compara el primer semestre del año, nuevamente se observan desempeños similares. En el semestre que termina, el peso mostró una depreciación de 1.02% o 20 centavos, mientras que en las tres elecciones presidenciales previas, el peso se depreció en promedio 1.99% durante la primera mitad del año. No obstante, este promedio es resultado de dos depreciaciones de 3.42% y 6.69% en el 2000 y el 2006 y una recuperación de 4.13% en el 2012. Cabe notar que en el 2012 el peso sí mostró una depreciación importante durante abril, mayo y la primera mitad de junio, para después observar una corrección a la baja durante la segunda mitad del mes de junio.
En las tres elecciones presidenciales pasadas el tipo de cambio mostró un comportamiento consistente en el mes posterior a las elecciones, con el peso apreciándose en promedio de 2.82%. Si se excluye julio de 2012, en donde la recuperación del peso se concentró en la segunda mitad de junio de 2012, el avance promedio del peso sube a 4.1%, tomando en cuenta los años 2000 y 2006.
El desempeño del tipo de cambio a partir de la noche de este domingo dependerá de los resultados electorales. La confirmación del triunfo del candidato de izquierda podría llevar al tipo de cambio a oscilar entre 19.70 y 20.30 pesos por dólar, con la posibilidad de que el peso se aprecie gradualmente durante julio, siempre y cuando se confirme una oposición en el poder legislativo y si se repiten las estadísticas postelectorales de años atrás. De lo contrario, en caso de lograr mayorías en ambas cámaras del Congreso, el tipo de cambio podría rebasar el nivel de 20.50 pesos por dólar y acercarse nuevamente hacia 21 pesos por dólar en el corto plazo, pues se observaría un incremento de las apuestas especulativas en contra del peso.
Es importante agregar que el primer pronunciamiento del virtual Presidente también influirá sobre el tipo de cambio, así como la información que vaya dándose a conocer durante los siguientes cinco meses sobre la política económica que seguirá la nueva administración, en particular lo que refiere a las finanzas públicas y la relación comercial con Estados Unidos. No se descarta que continúe la volatilidad del tipo de cambio durante la segunda mitad del año, como consecuencia del proteccionismo de la administración de Donald Trump, pues todavía falta que se concluya la renegociación del TLCAN y a la vez, la imposición de nuevos aranceles entre Estados Unidos y sus principales socios representa un grave riesgo para el crecimiento económico global, riesgo que por lo general se ve reflejado primero en las divisas de economías emergentes como el peso mexicano.
Asimismo, se espera que continúe la volatilidad en el peso mexicano como consecuencia del efecto contagio del real brasileño y el rand sudafricano, divisas que durante el segundo trimestre se depreciaron 17.18% y 15.83% respectivamente.
En la última jornada de la semana, el peso mostró una depreciación de 0.72% o 14.2 centavos, alcanzando un mínimo de 19.5622 pesos y un máximo de 19.9783 pesos por dólar.
Durante el segundo trimestre, el euro-peso alcanzó un mínimo de 22.0946 y un máximo de 24.4497 pesos por euro en las cotizaciones interbancarias a la venta. Por su parte, el euro tocó un mínimo de 1.1509 y un máximo de 1.2414 dólares por euro.
Al cierre, las cotizaciones interbancarias a la venta se ubicaron en 19.8595 pesos por dólar, 1.3193 dólares por libra y en 1.1671 dólares por euro.
Gabriela Siller; PhD
Director de Análisis Económico-Financiero.
Banco BASE