Francia lideró las exportaciones de vehículos para el transporte de 10 o más personas a nivel mundial en 2022, con envíos de 929 millones de dólares.
Después de registrar exportaciones de estos vehículos por 1,329 millones de dólares en 2019, este indicador bajó a 1,211 millones en 2020 y luego subió ligeramente a 1,235 millones en 2021, según datos de la Dirección General de Aduanas del gobierno francés.
Exportaciones de vehículos
¿A dónde se dirigieron las exportaciones en cuestión? Sobre todo a Turquía (339 millones de dólares), Alemania (130 millones), Polonia (102 millones) y China (28 millones).
Otros países sobresalientes en las exportaciones de vehículos para el transporte de 10 o más personas son Alemania, Italia, Estados Unidos y Chile.
Hacia adelante, el gobierno francés se ha fijado la meta de producir 2 millones de vehículos eléctricos al año en Francia de aquí a 2030.
Para lograr este objetivo, el gobierno está invirtiendo masivamente en innovación e industrialización a través de Francia 2030. Se han destinado 1,000 millones de euros específicamente a apoyar proyectos innovadores en la industria del automóvil, por ejemplo para las baterías eléctricas.
Para acelerar la reconversión del parque automovilístico hacia la electrificación, el gobierno y la industria de Francia quieren democratizar la retroadaptación eléctrica. Esta técnica consiste en transformar un vehículo de combustión en eléctrico.
El objetivo es que los propietarios de coches de gran consumo puedan pasarse al vehículo eléctrico. Sin embargo, como esta tecnología sigue siendo cara en la actualidad, el gobierno pretende reducir el coste para los particulares.
La industria del automóvil debe adaptar su aparato industrial para anticiparse al fin de las ventas de vehículos con motor de combustión a partir de 2035.
Automatización
El informe final del grupo de alto nivel sobre la competitividad y el crecimiento sostenible de la industria del automóvil en la Unión Europea (GEAR 2030) hace hincapié, entre otras cosas, en las recomendaciones a medio y largo plazo para los vehículos automatizados y conectados.
Hace referencia, entre otras cosas, a la Declaración de Ámsterdam y destaca la planificación estratégica y las asociaciones público-privadas como herramientas adecuadas para sacar el máximo provecho de los programas de ensayo e investigación a gran escala, tanto a nivel de la Unión Europea como de los Estados miembros.
Más concretamente, el informe aboga por un nuevo enfoque en materia de homologación de vehículos y por la evaluación de las repercusiones a largo plazo de un transporte por carretera cada vez más automatizado y conectado, en particular sobre el empleo y las cuestiones éticas para garantizar su aceptación social.
