La Central de Abastos de la Ciudad de México, la más grande del mundo por su afluencia diaria de visitantes, ofrece oportunidades para quienes quieran vender productos, sobre todo frutas y verduras, en un mercado de más de 20 millones de consumidores.
Ubicada en la delegación Iztapalapa del Distrito Federal, es también el principal mercado mayorista y minorista de productos como abarrotes, víveres, legumbres, flores, aves, carne y follajes.
En México existen 81 centrales de abasto distribuidas en todo el territorio, con excepción de los estados de Colima y Tlaxcala. Destacada por mucho entre todas, en la Central de Abastos de la Ciudad de México se comercializa cerca de 40% de la producción frutícola nacional y alrededor de 80% de los alimentos que consumen los habitantes de la Ciudad de México y estados circunvecinos.
La Central de Abasto de la Ciudad de México cuenta con un área total de 327 hectáreas, maneja un volumen de alimentos y productos básicos de unas 30,000 toneladas, con una capacidad de almacenaje para 122,000 toneladas, transportadas diariamente por 52,000 vehículos de todos los tonelajes.
La afluencia diaria de visitantes, en su mayoría comerciantes al detalle, es de 300,000 diarios, atendidos por unos 70,000 empleados en diversas actividades. Le siguen, en tamaño, el Mercado Rungis, en Francia, y el Mercamadrid, en España.
Por flujo de dinero, se le considera el segundo mayor centro comercial de México después de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV).
En la parte operativa, entre los servicios que brinda la administración de una central de abastos se encuentran los traspasos de locales o bodegas, y altas y cambios en el giro de los negocios. Al respecto, Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) identificó que 26 centrales no disponen de mecanismos claros para realizar transferencias de propiedad de los locales comerciales o modificaciones a los giros para los cuales se destinan, lo que se traduce en una rigidez administrativa que limita la competencia en la oferta de bodegas.
La Cofece recomendó que las centrales de abasto en sus reglamentos internos supriman las restricciones y establezcan reglas claras y sencillas para llevar a cabo los cambios de giro comerciales o propiedad de locales de manera ágil, sin dejar de tener en cuenta las condiciones de protección civil y seguridad de los usuarios.
También es importante ajustar los reglamentos para evitar que sean comerciantes establecidos con conflicto de interés quienes determinen los cambios de giros comerciales para que no obstruyan las decisiones de transferencia de derechos de uso de sus espacios de un participante a otro.
Por otra parte, la Cofece identificó que sólo 24 de las centrales de abasto reportadas por un censo cuentan con áreas de subastas para los productos que se comercializan.
Esas áreas constituyen un espacio para las transacciones en las que los precios se determinan de acuerdo a las condiciones de oferta y demanda, lo que da mayor transparencia pues genera precios que pueden ser conocidos por todos los participantes del mercado y fomenta que los compradores compitan por los productos de acuerdo con los atributos de calidad que observan.
La Cofece sugirió que en las centrales de abasto se generalicen los mecanismos y áreas físicas de subasta de productos agroalimentarios, a las cuales puedan acceder los oferentes y demandantes que lo soliciten; así como ofrecer un espacio de llegada para los comercializadores y productores sin un contrato previo que deseen ofrecer sus productos.