Varios estudios sobre Europa muestran un impacto significativo de la automatización en el empleo.
Por ejemplo, Francesco Chiacchio, Georgios Petropoulos y David Pichler estudiaron el impacto de los robots industriales en el empleo y los salarios en seis países de la UE (Finlandia, Francia, Alemania, Italia, España y Suecia), que representan el 85.5% del mercado de robots industriales de la Unión Europea.
Su estudio, The Impact of Industrial Robots on EU Employment and Wages: A Local Labour Market Approach, se divulgó en un documento de trabajo en abril pasado.
En teoría, los robots pueden desplazar directamente a los trabajadores para que realicen tareas específicas (efecto de desplazamiento).
Pero también pueden expandir la demanda laboral a través de las eficiencias que aportan a la producción industrial (efecto de la productividad).
Un análisis del Parlamento Europeo destacó que los autores encontraron que el efecto de desplazamiento domina: un robot adicional por cada 1,000 trabajadores reduce la tasa de empleo en 0.16-0.20 puntos porcentuales.
Otros impactos en el empleo
McKinsey estima que hasta el 2030 se podría automatizar hasta el 30% de las horas trabajadas a nivel mundial, dependiendo de la velocidad de adopción.
Los resultados difieren significativamente según el país en función de la estructura industrial, las tasas salariales y demográficas prevalecientes.
En Europa, los países con el mayor impacto parecen ser Alemania e Italia, donde la automatización podría reducir alrededor del 25% de las horas trabajadas.
Estas tasas son muy similares a las de Estados Unidos y Japón, y apenas superiores a las de España y Francia.
Referido por el Parlamento Europeo, el informe de McKinsey enfatiza que si bien estas acciones son grandes, históricamente, están a la par con la escala de los grandes cambios de empleo del pasado, como el de la agricultura o la manufactura.
En general, no hay duda de que la automatización continuará reemplazando el trabajo humano con un impacto negativo en el empleo. Este efecto se concentra en sectores específicos, mientras que otros probablemente experimentarán expansión y creación de empleos. En el corto y mediano plazo, es probable que el efecto neto sea negativo, pero a la larga, debe prevalecer algo similar a lo que sucedió durante otra revolución industrial, proyectó el análisis divulgado por el Parlamento Europeo.