Las industrias intensivas en capital tienen más presión a la relocalización (nearshoring), indicó un informe de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).
El nearshoring es la práctica de transferir una operación comercial a un país cercano, especialmente con preferencia a uno más distante.
Las industrias intensivas en capital, como la automotriz y la electrónica, aprovechan las economías de escala generadas por los centros de producción concentrados y especializados para optimizar la eficiencia operativa y los costos de suministro.
Por el contrario, las industrias intensivas en mano de obra, como la textil y la confección, aprovechan las diferencias de costos laborales entre países para minimizar los costos de producción.
Como resultado, las industrias intensivas en capital están más expuestas a presiones de reubicación, preservando las economías de escala a costa de la eficiencia de las oportunidades de arbitraje internacional.
En general, las industrias intensivas en mano de obra se inclinan hacia la diversificación y la redundancia, lo que afecta a las economías de escala pero abre posibilidades para capturar más ventajas de costos de ubicación.
Sin embargo, de conformidad con el mismo informe, incluso si las empresas pueden absorber choques en los costos variables, el impacto en los costos fijos y la incapacidad de recuperar los costos hundidos agregan un factor crítico que impide la reestructuración de la red como una solución a corto o mediano plazo.
Industrias
La reubicación física de activos fijos (tangibles) incurre en costos hundidos asociados con el despido de la capacidad productiva y los costos de financiamiento asociados con el establecimiento de nuevas instalaciones, particularmente para actividades más intensivas en capital.
En general, las medidas de reestructuración de la red para aumentar la resiliencia exponen a las empresas multinacionales de industrias intensivas en cadenas de valor mundiales a una presión sobre los costos significativa y potencialmente prohibitiva.
Algunas industrias que enfrentan compensaciones de costo-beneficio menos extremas, por ejemplo, industrias caracterizadas por un tamaño de inversión relativamente menor (maquinaria y equipo), tienen más probabilidades de someterse a alguna reconfiguración.
También la industria farmacéutica puede estar expuesta a la presión empresarial y política para la reubicación.
Es poco probable que la mayoría de las industrias se embarquen en un proceso sistemático y de amplia base de reestructuración de redes en ausencia de presiones políticas o incentivos en esa dirección.
Sectores productivos
Pero existe cierta heterogeneidad, según la UNCTAD. Centrándose en las industrias con mayor exposición al riesgo: en la industria automotriz, la fabricación de componentes requiere menos capital que la fabricación de equipos originales, lo que sugiere un proceso de producción más fragmentado y mercantilizado.
En electrónica, la dicotomía es aún más pronunciada, con proyectos de inversión de relativamente pequeña escala en la fabricación de computadoras, equipos de comunicación o electrodomésticos, y proyectos de gran intensidad de capital en semiconductores y baterías.
La producción en masa y la alta concentración colocan a estas industrias entre las más expuestas al monitoreo de políticas, como lo demuestra, por ejemplo, una orden ejecutiva emitida en febrero de 2021 en los Estados Unidos que tenía como objetivo abordar las vulnerabilidades en la cadena de suministro de bienes esenciales, incluidos minerales críticos, productos farmacéuticos, semiconductores y baterías para vehículos eléctricos.
Asimismo, la maquinaria es una categoría industrial amplia, que va desde proyectos relativamente intensivos en capital en motores y turbinas hasta inversiones a menor escala en la fabricación de equipos, incluidos equipos industriales y dispositivos médicos.
Esta es otra industria que se encuentra bajo una fuerte presión para abordar las vulnerabilidades de la cadena de suministro.