La integración económica entre México y Estados Unidos se dio cada vez más desde el inicio del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) hasta mediados de la década de 1990, de acuerdo con un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI).
En el sector manufacturero, cerca de la mitad del valor añadido nacional procede ahora de la demanda extranjera.
Aún más, en la industria del automóvil, la proporción es de 80 por ciento.
La mayoría de las exportaciones mexicanas se envían a Estados Unidos.
Al mismo tiempo, las remesas enviadas por los trabajadores mexicanos ubicados en Estados Unidos han aumentado de forma constante, pasando de algo menos de 1% del PIB en 2000 a casi 4% del PIB en 2021.
Integración económica
También la economía mexicana ha atraído a los inversores extranjeros, con un aumento de los pasivos internacionales brutos de alrededor de 50% del PIB en 2001 a cerca del 100% del PIB en 2021.
Como resultado de esta creciente integración, el ciclo económico mexicano se ha asociado cada vez más con el de Estados Unidos.
Un análisis de regresión con una ventana temporal móvil ilustra este patrón, refiere el FMI.
Un cambio de un porcentaje en el PIB de Estados Unidos se asoció con un cambio de 1.5% en el PIB de México en la década de 2010, en comparación con alrededor de 0.2% en la década de 1980.
El FMI indica que gran parte del aumento parece reflejar el canal comercial. Aunque el sector manufacturero sólo representa una quinta parte del PIB, explica aproximadamente tres cuartas partes de las fluctuaciones del PIB a corto plazo de México.
La producción en este sector es mucho más reactiva a la evolución a corto plazo que la producción en el resto de la economía.
La mayor importancia relativa del sector manufacturero en México en comparación con Estados Unidos (casi una quinta parte del PIB frente a una décima parte en Estados Unidos) podría explicar por qué las fluctuaciones del crecimiento en Estados Unidos podrían dar lugar a fluctuaciones del crecimiento relativamente mayores en México.
Además, durante la recuperación posterior a la pandemia, México se benefició de un cambio en el consumo de Estados Unidos, que pasó de los servicios a los bienes, pero esto puede ser un viento en contra adicional en el próximo año, ya que se espera que la composición de la demanda se normalice.